Una vez finalizada la Asamblea General de Naciones Unidas el
pasado día 16 de noviembre, sobre los océanos y el derecho del mar,
Greenpeace se desplazó a Vigo para informar sobre las resoluciones
acordadas en la ONU, mantener una serie de reuniones ya acordadas
con el sector de la pesca de arrastre de profundidad y realizar
diversas actividades educativas.
El texto final de la ONU exhorta a los Estados a que "adopten
medidas con urgencia y estudien en cada caso por separado y sobre
bases científicas, entre ellas la aplicación del criterio de
precaución, la prohibición provisional de las prácticas
destructivas, incluida la pesca con redes de arrastre de fondo, que
tienen efectos adversos para los ecosistemas marinos vulnerables
como los montes marinos".
Ante la claridad de dicha resolución, algunos sectores optaron
por castigar al mensajero, en este caso Greenpeace. Pero ello no
cambia el acuerdo internacional sobre la necesidad de proteger
estos ecosistemas y el reconocimiento de que el arrastre de fondo
es su mayor amenaza.
En cuanto a las difamaciones vertidas contra Greenpeace, no hay
espacio suficiente en esta carta para responderlas, pero hay
algunos aspectos que nos vemos obligados a aclarar. Tampoco en
Francia gustaron nuestras protestas contra las redes de deriva, ni
en Holanda o el Reino Unido las que realizamos contra los vertidos
de sus residuos radiactivos en la fosa atlántica, y sin embargo
Galicia nos apoyaba. La virulencia de la respuesta recibida por los
armadores la pasada semana nos recuerda a la recibida en Gibraltar
en 2003, tras el desastre del Prestige, precisamente al realizar
una acción contra un petrolero monocasco para denunciar el tráfico
de buques basura en nuestras costas.
Nuestras acciones pacíficas no van nunca dirigidas contra los
marineros, patrones o tripulantes de los buques. Por el contrario,
nuestro trabajo en defensa de los océanos beneficia precisamente a
las gentes de la mar.
Respecto a la salida del MV Esperanza del puerto de Vigo,
debemos aclarar que a las 10 de la mañana del viernes 19 de
noviembre la Autoridad Portuaria nos informó, a través del
consignatario del buque, que esa tarde se esperaba una
manifestación de miles de personas en el puerto, y que no
garantizaba nuestra seguridad. Nos pidió que nos fuéramos. Para
evitar incidentes, y ante la evidencia de que no había diálogo
posible con los armadores, decidimos que nuestro barco abandonara
Vigo. Finalmente la concentración se produjo, pero no recibió el
apoyo que esperaban de la ciudadanía.
Los mismos que nos acusaron de provocadores por estar en Vigo,
dijeron que habíamos huido. Ni una cosa, ni la otra. Hiciéramos lo
que hiciéramos el guión estaba ya escrito: se nos iba a criticar de
cualquier modo.
Unos aprovecharon la situación para criticarnos porque estaban
en contra de nuestra campaña y otros, porque vieron el terreno
abonado para desacreditar a una organización crítica con muchas de
sus actuaciones.
Sea como sea, lo cierto es que el compromiso de Greenpeace con
los océanos permanece intacto. Cada cual se ha posicionado según
sus convicciones o intereses económicos. Nuestra convicción y
nuestro único interés es la lucha por un Planeta vivo y en Paz.