recogida de firmas en Burgos para el cierre de Garoña
Greenpeace considera fundamental evitar que estos estudios
queden controlados de facto por la industria nuclear, para evitar
la manipulación de los datos y conclusiones que se obtengan. Por
ello resulta necesario que no estén controlados en exclusiva por el
Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), cuya conocida falta de
independencia con respecto a la industria nuclear contribuiría a
sembrar dudas sobre los resultados.
Las continuas declaraciones de la presidenta del CSN, Mª Teresa
Estevan Bolea, afirmando a priori que la conclusión de estos
futuros estudios será que no hay relación causa-efecto entre estas
altas tasas de enfermedades y la actividad de las centrales
nucleares, demuestra claramente que el CSN no es el organismo
indicado para liderar estos estudios.
Asimismo, Greenpeace pide al Gobierno que establezca mecanismos
de participación pública en estos estudios epidemiológicos para
garantizar la necesaria independencia en la realización de los
mismos.
En resumen, Greenpeace cree que la realización de estos estudios
debe ser liderada por el Ministerio de Sanidad y Consumo y las
autoridades sanitarias de las Comunidades Autónomas afectadas,
además de permitirse la participación de especialistas
independientes a propuesta de las ONG y otros colectivos
interesados.
Greenpeace lleva años solicitando al Gobierno la realización de
estudios epidemiológicos en el entorno de las instalaciones
nucleares. Las peticiones más recientes fueron dirigidas a la
ex-Ministra de Sanidad Ana Pastor (en noviembre de 2003) y a la
titular vigente, Elena Salgado (en agosto de 2004), quien no ha
dado aún respuesta a esta petición. (se adjuntan estos
escritos)
"Greenpeace lamenta la total indiferencia del CSN y del
Ministerio de Sanidad en las últimas décadas al respecto de la
posible incidencia de las instalaciones nucleares en la salud
pública. Es hora de que se pongan en marcha sin más demora estudios
epidemiológicos, algo que también pidió el Congreso de los
Diputados el 17 de diciembre de 2003" -ha declarado Carlos Bravo,
responsable de la campaña de energía nuclear de Greenpeace.
Los datos de los escasos estudios epidemiológicos disponibles
hasta el momento reflejan hechos y tendencias muy preocupantes.
Así, en julio del año pasado fue publicado en la revista
Occupational & Environmental Medicine un estudio epidemiológico
realizado por científicos de la Universidad de Alcalá de Henares y
el Hospital de Guadalajara en el cual se concluye que el riesgo de
sufrir cáncer se incrementa linealmente con la proximidad a la
central nuclear de Trillo y que el riesgo de padecer un tumor es
1,71 veces superior en el entorno más cercano a la central nuclear
(en un radio de 10 kms. alrededor de ésta) que en el área incluida
en un radio de 30 kms.
En julio de 2001 fue publicado en Environmental Health
Perspectives un estudio de la Unidad de Epidemiología del Cáncer
del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos
III que concluyó que existía un incremento de la mortalidad por
leucemia en el entorno de las instalaciones de combustible
nuclear.
Dos años antes, en 1999, el Instituto de Salud Carlos III
concluyó que existía una tasa de incidencia de mieloma múltiple
mayor de lo normal en el entorno de la central nuclear de Zorita,
en Guadalajara. Este estudio se publicó en el número de octubre de
la revista Cancer Epidemiology, Biomarkers & Prevention. En
esta misma zona, ya en 1987 el Insalud concluyó que la tasa de
muertes por tumores de tubo digestivo era entre 3 y 4 veces
superior que la media del Estado español.
Además de estos datos concluyentes, los estudios de 1999 y 2001
del Instituto de Salud Carlos III detectaron también la existencia
de una tasa inesperadamente más alta de cáncer de estómago en
personas de ambos sexos en el entorno de la central nuclear de
Garoña. Este incremento, ligado a la proximidad a esta instalación,
se produjo en el periodo posterior al inicio de actividad de la
central nuclear, tras comparar con la situación anterior a su
entrada en funcionamiento.
Asimismo, se constató que la mortalidad por cáncer de pulmón
mostró un mayor incremento en las áreas en el entorno de 30 kms
alrededor de las centrales de Garoña, Zorita y Vandellós-I en
comparación con las tendencias nacionales. La misma situación se
dio con respecto al cáncer de riñón en La Haba, zona de minería de
uranio.
Según estos estudios, Garoña es la central nuclear en cuyo
entorno se ha encontrado una tasa más alta de mortalidad por
leucemia en la población de 0 a 24 años, en un ratio superior que
en las poblaciones control más allá de ese radio. En el entorno de
otras centrales nucleares e instalaciones de minería del uranio se
ha detectado un exceso de mortalidad por diversos tipos de
cáncer.
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