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El MV Ulla se hunde en Turquía con cenizas tóxicas españolas

Greenpeace lleva 4 años denunciando la inoperancia de los Gobiernos español y turco ante en este caso

Comunicado de prensa - septiembre 7, 2004
El escándalo sobre tráfico de residuos tóxicos españoles que comenzó hace cuatro años con la llegada del MV Ulla a Turquía terminó ayer con un desastre medioambiental. El barco estaba atracado en el puerto de Iskenderun (Turquía) desde el año 2.000 debido a la falta de responsabilidad y de interés de las empresas propietarias de la carga por resolver el problema y la dejación de los Gobiernos turco y español. El MV Ulla transportaba más de 2000 toneladas de cenizas tóxicas que ahora se encuentran bajo aguas turcas amenazando con contaminar el mediterráneo. Por eso, Greenpeace considera que ahora es prioritario y urgente que se recupere la carga antes de que la contaminación sea irreversible y se gestione de forma adecuada.

Acción de Greenpeace en Turquía, pidiendo que se devuelvan los residuos tóxicos a España

Juan López de Uralde, director Ejecutivo de Greenpeace España, ha declarado que ''este lamentable caso es un claro ejemplo de irresponsabilidad empresarial y de incumplimiento de los tratados internacionales cuando los Gobiernos no controlan debidamente que se cumplan. Los residuos tóxicos del MV Ulla debían haber sido devueltos hace años a España, su lugar de origen, y gestionados correctamente antes de que resultaran una amenaza para el Mediterráneo".

Greenpeace expuso el problema por primera vez en febrero de 2000, cuando el barco atracó en el puerto de Isdemir. El Gobierno turco precintó e inimovilizó el MV Ulla al comprobar que su carga contenían Cromo, VI, cuya entrada está prohibida en Turquía.

Desde entonoces, el barco y su carga, ha estado esperando resoluciones de ambos gobiernos. Los documentos indican que España es el país de origen de la carga. Y por tanto la responsabilidad de su retorno pertenece a España según el Convenio de Basilea, del que Turquía y España son parte.

Greenpeace descubrió que los residuos se transportaban desde tres centrales térmicas españolas y fueron enviados a otra empresa española, Dragados, en Argelia. Las cenizas pretendían ser utilizadas para construir una presa en Argelia. La empresa cementera Asland actuó de intermediaria, comprando las cenizas para posteriormente vendérselas a Dragados. Sin embargo, misteriosamente el barco acabó en Turquía en mayo de 2000 después de que la carga fuera rechazada en Argelia.

Las negociaciones entre los dos países comenzaron a nivel diplomático como resultado de las presiones de Greenpeace y otras ONGs locales turcas. España envió en octubre de 2001 una carta al Ministerio turco de Asuntos Exteriores comunicándoles que Lafarge-Asland había sido multado con 50.000 euros por transporte ilegal y abandono de la carga. El Gobierno español también comunicó que había obligado a la empresa a preparar un plan de acción para el retorno y gestión de los residuos. Al mismo tiempo un juez turco decidió que los residuos podían ser retirados del barco. Sin embargo, el Ministerio de Medio Ambiente turco decidió esperar a que España se hiciese cargo ya que eran los responsables de esta gestión.

Banu Dokmecibasi, responsable de la campaña deTóxicos de Greenpeace en Turquía, ha explicado que "este largo proceso ha mantenido al MV Ulla anclado en el puerto en muy malas condiciones. A pesar de las constantes denuncias realizadas por las ONGs y expertos sobre el grave impacto que tendría hundir el barco, los Gobiernos han preferido esperar hasta que se ha hundido. Hemos solicitado al Ministerio de Medio Ambiente turco que tome medidas inmediatas para minimizar la contaminación del mar Mediterráneo''.

A pesar de que Greenpeace España lleva años solicitando al Ministerio de Medio Ambiente información sobre la resolución de este caso (la última carta se envió en junio de 2003), el ministerio no ha contestado.

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