Comunicado de prensa - septiembre 14, 2004
Greenpeace se ha sumergido hoy en la zona del hundimiento del MV Ulla para comprobar in situ el grado de contaminación y pedir el fin inmediato del tráfico de residuos tóxicos. Dada la desidia del Gobierno turco, que todavía no ha tomado ninguna medida para frenar la contaminación en el área de Iskenderun, Greenpeace junto a otras ONG locales, ha solicitado un permiso por la vía judicial para sumergirse en la zona del hundimiento. El objetivo de la inmersión era observar si ya existe algún tipo de contaminación en el mar y, en tal caso, cuál es su envergadura. Las muestras recogidas esta mañana en el mar han sido enviadas a expertos turcos para efectuar un análisis rápido y así poder preparar un informe de evaluación.
Buceadores de Greenpeace desplegan una pancarta contra el tráfico de tóxicos junto al MV Ulla
Los buzos de Greenpeace han desplegado también una pancarta con
el lema "Stop al tráfico ilegal de residuos tóxicos. Actuaciones
ya". La organización ecologista ha exigido, además, al Gobierno
turco que comience de forma inmediata la limpieza de la zona del
hundimiento del MV Ulla y que acepte la ayuda ofrecida por el
Gobierno español para que ambos países se repartan la
responsabilidad de retirar del agua todos los residuos antes que el
daño sea aún mayor.
Según los contactos que ha mantenido Greenpeace con el Gobierno
español y con el Secretariado del Convenio de Basilea*, hasta ahora
el Gobierno turco ni ha respondido al ofrecimiento de cooperación y
ayuda del Gobierno español, ni ha contactado con el Secretariado
del Convenio de Basilea para buscar una solución que evite el
desastre ambiental. A pesar de que ya ha transcurrido una semana
desde que el barco se hundió, el Ministerio de Medio Ambiente turco
no ha puesto en marcha medidas de emergencia que minimicen las
posibles consecuencias de una accidente de este tipo y eviten el
escape de los residuos tóxicos desde el interior del barco.
El tráfico de residuos es habitual en Turquía
El caso MV Ulla no es un caso excepcional en Turquía. El país
está "lleno" de residuos tóxicos provenientes del tráfico de países
desarrollados de Europa hacia países en vías de desarrollo. "Como
declaró el Ministro de Medio Ambiente turco, en una rueda de prensa
celebrada el pasado 7 de septiembre, el caso MV Ulla es sólo uno de
los muchos ejemplos de tráfico de residuos tóxicos en aguas turcas.
El problema es que no será el último si las autoridades turcas no
asumen este asunto con seriedad y adoptan los mecanismos de control
apropiados. Turquía sigue sufriendo los impactos del vertido de
centenares de barriles de residuos tóxicos procedentes de Italia y
de los barcos que arriban a las costas turcas para su desguace. Si
el Gobierno turco continúa haciendo la vista gorda, la amenaza
contra el medio ambiente y la salud será constante", ha declarado
Banu Dokmecibasi, responsable de la campaña de tóxicos de
Greenpeace en Turquía.
El MV Ulla, un buque de 35 años, llegó a aguas de Turquía a
principios del 2000 cargado con 2.200 toneladas de cenizas volantes
provenientes de tres centrales térmicas de carbón españolas. A
pesar de las repetidas denuncias de Greenpeace para que los
residuos tóxicos se devolvieran a España y de que el Gobierno
español aceptara hace dos años su responsabilidad, el barco ha
estado retenido en el puerto hasta ahora. Además, las autoridades
han ignorado las advertencias de Greenpeace, expertos y
organizaciones locales sobre la posibilidad de que el buque se
hundiera en cualquier momento. El MV Ulla ha tenido que hundirse
con su carga tóxica, el pasado 6 de septiembre, para que se
destapara el escándalo.
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