La contaminación genética es uno de los principales peligros de la liberación de transgénicos al medio ambiente.
"Permitir la venta de estas semillas cuando la inmensa mayoría
de los estados europeos no ha definido sus medidas nacionales de
coexistencia (o protección de la agricultura ecológica y
convencional) muestra que las promesas de la Comisión saliente de
asegurar un contexto de coexistencia verdadera eran sólo palabras
vacías", ha afirmado Juan Felipe Carrasco, responsable de la
campaña de Transgénicos de Greenpeace.
"Esperamos que la nueva Comisión actúe con más responsabilidad.
Mientras tanto, los Estados miembros deben tomar las medidas
oportunas para prohibir estas variedades y proteger así la
agricultura y la industria alimentaria", ha afirmado Andoni García,
responsable de la Ejecutiva del Area de Medio Ambiente de COAG.
España es el único país de la UE que ha autorizado el cultivo a
escala comercial de transgénicos y que en nuestro país están
permitidas 16 variedades. "Exigimos al Gobierno Español que
revierta esta peligrosa situación creada por el Gobierno anterior y
retire la autorización de todas estas variedades cuyos efectos
están siendo ampliamente descritos", ha añadido García.
Las organizaciones firmantes, por otra parte, aprueban la
postura adoptada esta mañana por la Comisión Europea, al haber
postpuesto su decisión sobre los umbrales de contaminación de
semillas.
"Greenpeace considera positivo que la Comisión haya reconocido
que el asunto de la contaminación de las semillas es lo
suficientemente grave como para que sea la nueva Comisión quien
reconsidere el problema de la contaminación de las semillas y de la
coexistencia", ha declarado Juan-Felipe Carrasco. "Demandamos a los
nuevos Comisarios que actúen con más responsabilidad y establezcan
un umbral de contaminación equivalente al nivel técnico de
detección, de tal manera que se proteja la libertad de elección de
los agricultores y de los consumidores", añade Carrasco.
La propuesta de la Comisión Europea para legalizar la
contaminación de las semillas no transgénicas por semillas
modificadas genéticamente (MG) sin obligación de etiquetar, debería
haber sido discutida esta mañana en la Comisión. Sin embargo, el
colegio de Comisarios la retiró de la agenda porque, según ha
afirmado el presidente Prodi, es necesario un análisis en
profundidad del impacto económico de dicha propuesta.
Esta propuesta hubiera permitido la presencia del 0,3 % de
transgénicos en la semillas de maíz y de colza, lo que equivale a
300 plantas transgénicas de máiz o 2.000 de colza por cada hectárea
(10.000 m2) supuestamente libre de transgénicos en toda la UE sin
que nadie tuviese que informar ni a los agricultores, ni a la
Administración, ni a los productores de alimentos ni a los
consumidores. "Un umbral de semillas transgénicas superior al 0
técnico (el mínimo detectable) supone riesgos, incertidumbre y
costes a los sistemas productivos. Si la contaminación se convierte
en regla, la producción de alimentos no transgénicos se convertirá
en un negocio de alto riesgo", ha afirmado Andoni García.
Además, con estos niveles de contaminación se haría
extremadamente dificil el control de la trazabilidad de los
transgénicos, y la liberación de transéncios al medio ambiente se
haría irreversible aunque se detectase. La Comisión debe tener en
cuenta que la mayor parte de los agricultores, productores y
distribuidores de alimentos quieren un mercado libre de
transgénicos.
Si los Estados miembros no se oponen a esta Decisión, supondrá
el fin del derecho a elegir alimentos sin transgénicos para los
consumidores. Esta Decisión, de haber sido adoptada hoy, hubiera
impedido a los agricultores y a la industria alimentaria seguir
ofreciendo productos sin transgénicos, es decir, con menos del 0,9%
de derivados de transgénicos, el umbral fijado por el Reglamento
Europeo de Etiquetado y Trazabilidad.
Las organizaciones firmantes critican duramente la decisión
tomada hoy por la Comisión de incluir otras 17 variedades de maíz
modificado genéticamente Mon 810 de la multinacional norteamericana
Monsanto en el catálogo europeo de semillas, lo cual permitirá su
venta en todo el territorio europeo. Estas organizaciones demandan
a los gobiernos europeos que empleen las cláusulas de salvaguardia
nacionales contra estas variedades para proteger el medio ambiente
y la agricultura convencional o ecológica.
"Permitir la venta de estas semillas cuando la inmensa mayoría
de los estados europeos no ha definido medidas de nacionales de
coexistencia (o protección de la agricultura ecológica o
convencional) muestra que las promesas de la Comisión saliente de
asegurar un contexto de coexistencia verdadera eran solo palabras
vacías", añade Carrasco.
"Esperamos que la nueva Comisión actue con más responsabilidad.
Mientras tanto, los estados miembros deben tomar las medidas
oportunas para prohibir estas variedades y proteger así la
agricultura y la industria alimentaria", ha afirmado García.
España es el único país de la UE que ha autorizado el cultivo a
escala comercial de transgénicos y que 16 variedades de maíz están
autorizadas parta cultivo en España. "Exigimos al Gobierno Español
que revierta esta peligrosa situación creada por el Gobierno
anterior y retire la autorización de todas estas variedades cuyos
efectos están siendo ampliamente descritos", concluye García.
Nota: El artículo 18 de la Directiva del Consejo 2002/53/EC de
13 de junio de 2002 sobre el catálogo común de variedades vegetales
permite a los países de la UE a emplear cláusulas de salvaguardia
contra la comercialización de determinadas variedades.