Vista de la central nuclear de Vandellos-II
Estas mismas imágenes demuestran que el otro sistema redundante
se hallaba en condiciones semejantes, por lo que de haberse
requerido su actuación en el curso de un accidente se podrían haber
producido roturas de un alcance similar al ocurrido, lo que
conduciría a una completa perdida de refrigeración del sistema de
refrigeración de servicios esenciales.
Es evidente que esta situación es muy grave, ya que se perdería
la refrigeración a un sistema que es fundamental para paliar las
consecuencias de un accidente grave de la central. El nivel de
degradación del sistema de aguas esenciales habría hecho, sin lugar
a dudas, que el sistema fallase ante el menor movimiento de tierras
o incluso con la simple demanda de su actuación.
Es por ello que las personas que viven en las proximidades de la
central han estado sometidas a un grave riesgo y sólo la fortuna de
que se produjese el fallo del sistema en condiciones normales ha
evitado que se produjese un accidente muy grave en la
instalación.
Greenpeace denuncia que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha
ocultado la gravedad de este suceso y que actuó irresponsablemente
al permitir que la central Vandellós-II siguiera operando varios
meses desde agosto del 2004 sin tomar las medidas pertinentes en
una situación de evidente riesgo para la ciudadanía y el medio
ambiente.
Lamentablemente, en las notas de prensa publicadas por el CSN
hasta la fecha se ha ocultado esta información a la opinión
pública, algo del todo reprobable siendo el CSN una institución
pública encargada de velar por la seguridad de las centrales
nucleares y la protección radiológica de los ciudadanos.
"Con su actuación, el CSN ha vuelto a demostrar que su única
prioridad es salvaguardar los intereses económicos de las compañías
propietarias de centrales nucleares aunque sea a costa de
sacrificar su independencia" -ha declarado Carlos Bravo,
responsable de la campaña de energía nuclear de Greenpeace.
La nefasta situación en la que se encontraba este sistema, de
evidente importancia para la seguridad de la central y para la
protección del público y del medio ambiente, es una prueba de la
falta de cultura de seguridad de los propietarios, probablemente
consecuencia de su incapacidad para gestionar adecuadamente la
seguridad de la misma, como se apunta en la carta remitida por el
CSN al titular de Vandellós-II el 17 de noviembre de 2004.
Los hechos se sucedieron de la siguiente manera. El 25 de agosto
de 2004 se produjo la rotura de un tramo de tubería del sistema de
agua de servicios esenciales de la central nuclear de Vandellós-II.
A raíz de este suceso, el 26 de agosto el CSN hizo pública una nota
de prensa en la que informaba de que se había producido una "fuga"
de agua en un tramo de la tubería de uno de los dos sistemas de
refrigeración de servicios esenciales y aseguraba que el accidente
no había supuesto un riesgo para los trabajadores, la población o
el medio ambiente, clasificándolo de manera provisional con el
nivel 0 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES).
Con posterioridad, el 8 de octubre de ese mismo año, el CSN
hacía pública una segunda nota en la que informaba de que en el
otro sistema redundante existía una situación que hubiera podido
evolucionar de forma similar a la anterior y que por ello se
reclasificaba el suceso con el nivel 1 en la escala INES, a pesar
de lo cual se insiste en la nota sobre la ausencia de riesgo.
El 25 de noviembre siguiente el CSN emitió una nueva nota en la
que se indican las condiciones bajo las que habría suficiente
margen de seguridad. Esta nota parece ser un resumen de la carta
remitida a la central con fecha 17 de noviembre de 2004, si bien,
los términos en los que se expresa el CSN en la nota difieren
significativamente de los de la carta.
En la carta se hace referencia a "la rotura de una tubería del
sistema de agua de servicios esenciales"y no a una simple "fuga".
Aún más significativo si cabe, en la nota de prensa del CSN se
omite la mención que se hace en el punto 6 de su carta sobre
"deficiencias del titular manifestadas en la gestión de la
seguridad del sistema EF [de aguas esenciales]". Estas importantes
diferencias vuelven a poner de manifiesto la reiterada intención
del CSN de minimizar la importancia de los sucesos que ocurren en
las centrales nucleares frente a la opinión pública.
Cualquier persona que haya tenido la oportunidad de visionar las
imágenes del estado del sistema no puede por menos que concluir que
resulta muy difícil de entender como es posible que el CSN haya
permitido que continuara la operación de la central cuatro días
después de que se produjese el accidente con unas reparaciones
mínimas en el sistema. No es hasta el 14 de noviembre, fecha en la
que se produjo un disparo de la central por otras causas, cuando el
CSN toma la determinación de que para permitir que la central
continúe operando debe realizar unas reparaciones urgentes hasta la
siguiente recarga.
Greenpeace, mediante un escrito dirigido hoy al CSN exige a este
organismo que, en aras a la credibilidad y la transparencia, aclare
urgentemente con todo detalle una serie de cuestiones relativas a
este grave incidente.
En concreto, el CSN debe explicar por qué permitió en agosto de
2004, tras descubrir la rotura del sistema, que continuase la
operación de Vandellós-II y meses después requirió a la central
unas reparaciones urgentes antes de seguir operando.
Greenpeace se pregunta por qué el CSN no obligó en agosto a
parar la central y a revisar con todo detalle la situación de los
dos trenes del sistema antes de permitir continuar la operación.
Asimismo se plantea por qué el CSN esperó a que hubiera un disparo
fortuito de la central meses después, para realizar tales
reparaciones y no se exigió que las reparaciones se realizaran con
carácter de urgencia desde el primer momento.
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