El análisis realizado por Greenpeace* refleja que la gestión de
Estevan Bolea, salpicada de graves escándalos con respecto a la
seguridad nuclear, ha llevado al CSN a cotas nunca antes alcanzadas
de falta de credibilidad a nivel nacional e internacional, de
dependencia total de la industria nuclear, de falta de
transparencia, de división interna y conflictos con los otros
Consejeros, de malestar laboral entre los trabajadores del CSN y de
persecución a aquellos que mantienen posturas críticas.
El trato extremadamente favorable a los intereses de la
industria nuclear que ha caracterizado la gestión de Estevan Bolea
en sus 5 años como Presidenta del CSN, ha quedado en evidencia con
su actuación en los diversos escándalos surgidos por el
malfuncionamiento y la falta de seguridad de las centrales
nucleares españolas.
Esto ha quedado demostrado, como se explica en el informe de
Greenpeace, en relación con los fallos técnicos y de cultura de
seguridad de Zorita conocidos en 2002 y sobre la decisión de su
cierre definitivo; con la violación múltiple de las normas de
seguridad en la recarga de Cofrentes en el 2002; con la exención al
cumplimiento de las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento en
relación al fallo de los generadores diesel de emergencia de la
central nuclear de Almaraz (2003); con el accidente en el Sistema
de Aguas Esenciales de Vandellós-2 (2004 y 2005), siendo éstos
algunos de los incidentes de seguridad más notables de los últimos
años, pero ni mucho menos los únicos.
El oscurantismo del CSN en su relación con la sociedad y los
grupos ecologistas, la ausencia de mecanismos de participación
ciudadana y supervisión de la labor del Consejo, son otras dos
características que ha dejado Estevan Bolea en el CSN, empeorando
la situación que ya existía antes de su llegada.
La "caza de brujas" emprendida por Estevan Bolea nada más entrar
en el CSN en el 2001 contra los trabajadores y técnicos del CSN que
no compartían sus posicionamientos políticos e inclinaciones
pronucleares (persecución denunciada por Greenpeace y otras
asociaciones ecologistas, sindicatos como CC.OO y UGT y partidos
políticos, quienes han pedido su dimisión en diversas ocasiones),
ha provocado un enorme malestar entre los trabajadores del
organismo y ha aumentado la enorme brecha que existe entre ella y
los otros 4 Consejeros, (quienes en 2004 tuvieron que apelar al
Consejo de Estado para que éste dejara claro el carácter colegiado
del organismo).
Para Greenpeace, la única solución para acabar con la falta de
independencia del CSN con respecto al lobby nuclear y con su
comportamiento secretista, es que se apruebe la Proposición de Ley
para la reforma del CSN presentada por el grupo parlamentario
Izquierda Verde-Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya-Verds
(IV-IU-ICV) en el Congreso de los Diputados.
Esta Proposición de Ley, cuya toma en consideración en el Pleno
del Congreso tuvo lugar en septiembre de 2005, y cuya tramitación
parlamentaria empezó el pasado periodo de sesiones (con la
comparecencia de los Consejeros del CSN, expertos independientes,
etc.) se encuentra actualmente paralizada de forma inexplicable por
el grupo parlamentario Socialista en el Congreso, lo que está
impidiendo materialmente que se proceda a su discusión y votación
definitiva.
Esta actitud del grupo Socialista en el Congreso con respecto a
esta iniciativa contrasta con el apoyo expresado por el Presidente
del Gobierno Rodríguez Zapatero a esta Proposición de Ley y a la
reforma del CSN para hacer de él un organismo transparente,
independiente de la industria nuclear y convenientemente controlado
por el Parlamento y la sociedad.
Greenpeace insta al grupo Socialista a levantar el bloqueo a
esta Proposición de Ley y acelerar su tramitación, cuya aprobación
es importante también para poder renovar adecuadamente los cargos
del Consejo que van a quedar libres (caso de Estevan Bolea) o que
han terminado su actual mandato y están en funciones (caso de José
Angel Azuara y Paloma Sendín) y acabar con la presente situación de
interinidad que padece el CSN y que aumenta aún más su ya habitual
debilidad ante las presiones de la industria nuclear.
Ante la renovación de los cargos de Consejeros del CSN,
Greenpeace estima que lo importante y urgente es que las personas
que se designen para Presidente/a y Consejeros se comprometan ante
el Parlamento a que la veracidad, el rigor, la imparcialidad, la
transparencia y la proximidad a la ciudadanía y a los agentes
sociales sea el único lenguaje del CSN. En definitiva, alguien que
esté verdaderamente comprometido con desarrollar lo que resulte de
la tramitación parlamentaria de la Proposición de Ley para la
reforma del CSN.
Greenpeace hace un llamamiento a los partidos políticos para que
aprueben urgentemente la Proposición de Ley de reforma del CSN y
resuelvan acto seguido esta situación de interinidad a la que puede
verse abocado el CSN y designen a una persona a la altura del cargo
de Presidente.