Mapa de las centrales nucleares españolas
En la ponencia, Greenpeace demostrará con hechos objetivos que
el CSN no ha actuado como un organismo neutral, sino que desde su
creación ha sido, en todo momento, un engranaje más del sector
español de la energía nuclear, un elemento creado para dar a la
industria nuclear una apariencia falsa de legitimidad democrática
de la energía nuclear ante los ojos de la sociedad. De aquí que
Greenpeace lleve años reclamando una transformación del CSN para
que éste se convierta en un organismo transparente, participativo e
independiente de la industria nuclear.
"El CSN nació como el hijo de la Junta de Energía Nuclear,
institución pronuclear, conservando las personas, métodos y su
filosofía, cuyo objetivo era convertir a España en una potencia
militar nuclear. En sus 26 años de vida se ha convertido en un
organismo sin normativa propia, endogámico, que desprecia al
público, a los trabajadores y hasta al Parlamento, entre otros de
sus muchos defectos", declaró Carlos Bravo, portavoz de Greenpeace
en temas nucleares y vocal de esta organización en la Mesa
Nuclear.
Tras su creación en 1980, desgajado de la Junta de Energía
Nuclear (JEN), la puesta en marcha del CSN no pudo ser más
desafortunada, porque no se acompañó de un cambio de mentalidad. El
CSN siguió siendo lo que la JEN había sido en los años anteriores:
un elemento de la industria, un resorte necesario para justificar
el desarrollo de la energía nuclear.
En el 2004 Greenpeace planteó a varios partidos políticos una
propuesta para reformar el CSN que persigue dichos objetivos. El
Grupo parlamentario de Izquierda Verde-Izquierda Unida-Iniciativa
per Catalunya-Els Verds (IV-IU-ICV), respondió positivamente a este
llamamiento y transformó la iniciativa original en una Proposición
de Ley para revisar la ley de 1980 de creación del Consejo de
Seguridad Nuclear. En septiembre de 2005 el Congreso acordó la toma
en consideración de esta Proposición de Ley, con el apoyo de otros
grupos políticos, como el Grupo Socialista, el de Esquerra
Republicana de Catalunya, el Grupo Vasco y el Grupo Mixto.
La Proposición de Ley de reforma del CSN propone una serie de
medidas:
Medida 1: Incrementar la supervisión parlamentaria
La primera medida que se propone es incrementar la supervisión
parlamentaria del CSN. Nadie cuestiona la independencia del CSN en
la toma de decisiones, pero lo que no puede suceder es que el CSN
se convierta en una institución separada del resto del Estado de
derecho, en un gueto de la democracia, porque eso no es bueno para
nadie, ni siquiera para el propio CSN. Greenpeace quiere que el
Parlamento sepa en que se gasta el dinero el CSN, a quien nombra, a
quien contrata, que reciba información puntual de cómo funciona,
porque lo que no es de recibo es que después se haga público que el
CSN ha gastado y gasta millonadas en asesoramiento jurídico, en
proyectos de investigación con la industria para hacerla la vida
más fácil, en empresas del propio sector regulado.
Medida 2: la participación del ciudadano
El segundo pilar de la reforma, y sin duda el más importante, es
que, por fin, la ley recoge derechos del ciudadano, que deja de ser
un mero sujeto pasivo para pasar a tener una participación real y
democrática en los asuntos del CSN. El ciudadano ya no es que pueda
ser informado, es que tiene el derecho a serlo, es que tiene
derecho a acceder a la información, a saber cual es la normativa
aplicable, a proponer el desarrollo de normativa.
Además, el CSN tiene obligaciones frente a la sociedad. Ya no se
trata de actos graciables de la Administración, sino de verdaderas
obligaciones frente al público. En definitiva la proposición de ley
pretende ser una segunda revolución democrática, que ponga al CSN a
la cabeza de los organismos reguladores del mundo en cuanto a
transparencia y participación.
Medida 3: Reforzar el carácter colegiado
La reforma refuerza el carácter colegiado del organismo. Cuando
el legislador creó el CSN quiso fuera un órgano colegiado, en todos
los aspectos de su funcionamiento, pero no todo el mundo lo quiere
asumir. En los últimos años, con la presidenta Mª Teresa Estevan
Bolea, el carácter presidencialista se ha exacerbado, por eso
Greenpeace considera que la ley debe dejar muy claro que sólo le
corresponden al presidente con carácter exclusivo los aspectos de
representación de la institución, y aún en este caso dentro de lo
acordado por el Consejo de forma colegiada.
Medida 4: Habilitar los mecanismos para que los trabajadores
puedan denunciar problemas de seguridad sin temor a ser
represaliados por el empleador Cada vez son más los trabajadores
que se dan cuenta de que no se puede transigir siempre, como lo
prueba la información remitida a Greenpeace por trabajadores de
diversas centrales nucleares y del propio CSN. Greenpeace insiste
en que en ningún caso puede considerarse satisfactorio que algo tan
importante como las denuncias de los trabajadores sobre seguridad
queden reguladas a nivel reglamentario. Para Greenpeace es una
prioridad que quede recogido con rango legal.
Medida 5: Prohibir la contratación de empresas reguladas
La reforma pretende que se limite la contratación exterior, que
se contrate sólo para aquello estrictamente necesario y nunca con
empresas que dependen de los titulares de las autorizaciones.
Porque no es de recibo que el CSN gaste millones en contratar a
empresas como TECNATOM, Iberinco, Empresarios Agrupados, etc.,
todas ellas pertenecientes a las empresas eléctricas dueñas de las
centrales nucleares. Nadie en su sano juicio puede esperar que una
empresa que es propiedad de una eléctrica vaya a dar una opinión
contraria a sus intereses.
Medida 6: Establecer un comité asesor externo
El CSN debe tener asesoramiento externo independiente, como los
demás organismos reguladores homólogos al CSN. La principal ventaja
de esos comités es que no dependen de la jerarquía interna del
organismo y por ello son libres para opinar.