Comunicado de prensa - agosto 2, 2006
El segundo suceso más grave de la historia de la energía nuclear en España se salda con una multa que no va a suponer un cambio en la política de seguridad de las centrales
Activistas de Greenpeace "cierran" la nuclear de Vendellós-2 para recordar a Zapatero su compromiso de abandonar la energía nuclear. En la imagen activistas dentro de la central de Vandellós-2.
Greenpeace estima que la sanción impuesta por el Ministerio de
Industria a la central de Vandellós II por la mala cultura de
seguridad y el ocultismo demostrado en la gestión del accidente de
agosto de 2004 es insuficiente, más cuando el propio Consejo de
Seguridad Nuclear (CSN) lo ha calificado como el suceso más grave
en la historia de la energía nuclear española después del accidente
de Vandellós I.
La central estuvo funcionando violando gravemente las normas de
seguridad durante aproximadamente 8 meses, tal y como admitió el
CSN, quien permitió el funcionamiento de Vandellós II a pesar de
conocer el problema. Aunque esta sanción confirma las denuncias que
Greenpeace hizo en su momento, no deja de ser una cantidad ridícula
en comparación con las ganancias de Iberdrola y Endesa por la venta
de la electricidad producida por la central en ese periodo (de
agosto de 2004 a marzo de 2005).
No hay que olvidar que la propia presidenta del CSN, María
Teresa Estevan Bolea, reconoció en el Congreso de los Diputados que
la central de Vandellós II funcionó primando los beneficios
económicos sobre la seguridad.
"El caso de Vandellós II ha demostrado que, con el actual
régimen sancionador, a las centrales nucleares les resulta muy
rentable funcionar violando las normas de seguridad, poniendo en
riesgo la salud y el medio ambiente", ha declarado Sara Pizzinato,
responsable de la campaña de energía y cambio climático de
Greenpeace.
Esta sanción, a pesar de ser la mayor jamás impuesta, no es la
máxima posible y sale muy barata a Endesa e Iberdrola, ya que la
cuantía de la multa no llega ni a un 1% de lo que han podido ganar
las empresas propietarias de Vandellós II en esos 8 meses. Por
tanto, Greenpeace considera que esta multa no va a determinar un
cambio sustancial en la política de gestión de la central.
Este caso no es más que la demostración de que el régimen
sancionador es claramente insuficiente. Por eso Greenpeace reclama
una reforma urgente del régimen sancionador y exige:
- que las sanciones equivalgan al lucro obtenido por las
centrales mientras funcionan violando las normas.
- la desaparición de la figura del apercibimiento, que el CSN ha
utilizado con frecuencia para evitar multar a las empresas
infractoras, como demuestra el reciente informe de Greenpeace
"Análisis de la aplicación de la figura del apercibimiento por el
Consejo de Seguridad Nuclear del 2000 al 2005". El apercibimiento
es una forma de amonestación que utiliza el CSN en algunos casos en
lugar de aplicar sanciones económicas.
No hay que olvidar que el Gobierno y el Parlamento se han
comprometido a actualizar la Ley de la Energía Nuclear para
quitarle su carácter promocionador, revisar el régimen sancionador
y la responsabilidad civil de las centrales nucleares en caso de
daño nuclear.
Informe "Análisis de la aplicación de la figura del apercibimiento
por el Consejo de Seguridad Nuclear del 2000 al 2005"
Nota de prensa sobre el informe