Activistas de Greenpeace elevan un globo aerostático demandando el cierre de la central nuclear de Garoña
Según un reciente informe de la Agencia Europea del Medio
Ambiente (AEMA) sobre subsidios públicos al sector de la energía
(ver nota al fin de comunicado), la industria nuclear en EE.UU.
recibió un apoyo económico 40 veces superior que la energía eólica
en los primeros momentos de su desarrollo. Así pues, la industria
nuclear recibió 39.000 millones de dólares en subvenciones desde
1947 a 1961 mientras que la energía eólica en un período similar
(1975-1989) no recibió ni 1.000 millones.
"A pesar del desproporcionado y masivo apoyo con fondos públicos
a la industria nuclear, hace más de 30 años que no hay nuevos
encargos de centrales nucleares en Estados Unidos, país pionero de
la tecnología nuclear, lo que demuestra el fracaso económico de
esta fuente de energía" ha declarado Carlos Bravo, responsable de
la campaña nuclear de Greenpeace.
Para Greenpeace, el ejemplo de Estados Unidos no es un caso
aislado, sino que indefectiblemente se ha repetido en el resto del
mundo. La energía nuclear sólo ha podido sobrevivir en países donde
ha contado con importantes subsidios públicos, y aún en éstos
países, a pesar de haber recibido una cantidad ingente de ayudas
públicas directas e indirectas (como no hacer frente a los gastos
de gestión de los residuos radiactivos), la energía nuclear no ha
resultado ser competitiva económicamente.
Este mismo informe señala que las energías renovables recibieron
apenas 5.000 millones de euros de ayudas en Europa en 2001 mientras
que las energías sucias (carbón, petróleo, gas y energía nuclear)
recibieron casi 24.000 millones, sin contar los costes externos que
la producción y uso de estas energías sucias ocasiona. La industria
nuclear se ve además favorecida al no obligársele a disponer de un
seguro de responsabilidad adecuado en caso de accidente nuclear, lo
que supone un importante subsidio indirecto.
Estos costes externos provocados por las energías sucias en
generación de electricidad ascienden a más de 70.000 millones de
euros mientras que estos costes para las energías renovables son
sólo de 3.000 millones.
"Es un suicidio medioambiental, social y económico mantener
ayudas directas o indirectas, a fuentes de energía tan
contaminantes y peligrosas como los combustibles fósiles y la
energía nuclear que provocan unos costes externos hasta 23 veces
superior a las energías renovables" -añadió Emilio Rull,
responsable de la campaña de energía de Greenpeace- "Si queremos
cumplir con nuestras obligaciones internacionales establecidas en
Kioto para luchar contra el cambio climático y evitar los peligros
de la energía nuclear, es necesario centrar todos nuestros
esfuerzos políticos y financieros en energías renovables, ahorro y
eficiencia energética".
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