Comunicado de prensa - junio 20, 2008
La policía japonesa ha arrestado a dos activistas de Greenpeace tras denunciar un escándalo relacionado con el programa de caza de ballenas respaldado por el Gobierno japonés. Los dos activistas, Junichi Sato, de 31 años, y Toru Suzuki, de 41, están siendo investigados por un supuesto robo de una caja con carne de ballena que fue presentada como evidencia de la denuncia que realizó Greenpeace.
Junichi Sato, activista de Greenpeace, muestra carne de ballena obtenida ilegalmente de la flota "científica japonesa"
El paquete contenía los trozos más caros de ballena tras haber
sido ilícitamente extraídos por la tripulación del Nishin Maru, el
buque factoría ballenero, al finalizar la temporada de caza de
ballenas en el Océano Antártico. El recipiente estaba rotulado como
"cartón" y dirigido a una dirección privada. Rastreado por
investigadores de Greenpeace, fue interceptado y enviado al Fiscal
General de Tokio como evidencia de un profundo escándalo de
corrupción dentro de las operaciones balleneras en el Santuario de
la Antártida, que el Gobierno de Japón defiende como
"científicas".
Greenpeace demandó una investigación de este escándalo y el
Fiscal reconoció que existían suficientes evidencias de malas
prácticas. Las pesquisas siguen actualmente en marcha. A la luz de
las evidencias de que los responsables de las operaciones
balleneras fueran conscientes del escándalo y no hicieran nada al
respecto, Greenpeace ha demandado a la Fiscalía que centre sus
investigaciones en los burócratas responsables del programa de caza
y no sobre la tripulación de los barcos balleneros.
Hasta el momento, los únicos arrestados en esta operación han
sido los dos activistas de Greenpeace que presentaron las
evidencias del escándalo.
"Esto es una respuesta inesperada" ha declarado Jun Hoshikawa,
Director Ejecutivo de Greenpeace Japón. "Hemos destapado un
escándalo que afecta a fuerzas muy poderosas del Gobierno de Japón
que se están beneficiando de la caza de ballenas, y no nos
sorprende demasiado ellos que consigan eludir la investigación,
pero que hayan arrestado a nuestros dos activistas, que son
completamente inocentes, por haber devuelto la carne que fue robada
a los japoneses que pagan con sus impuestos la caza de ballenas es
realmente sorprendente. ¿En interés de quién se han hecho estos
arrestos? Todo parece indicar que estamos ante una táctica de
intimidación de las agencias gubernamentales responsables del
escándalo" ha sentenciado Hoshihawa.