Central nuclear de Ascó. Greenpeace señala a la energía nuclear como energía negativa
A falta de un análisis más profundo de la documentación
recibida, Greenpeace quiere destacar que en la respuesta del CSN
queda patente que varias de las partículas que se han recogido son
tan radiactivas que su incorporación en el cuerpo humano sería
suficiente para superar la cantidad máxima de radiación permitida
para una persona en un año.
"Al fin, el CSN da datos que evidencian que el escape ha
podido tener impacto radiológico en la población". Ha
declarado el responsable de la campaña sobre Energía Nuclear de
Greenpeace, Carlos Bravo.
A pesar de los casi 7 meses ya transcurridos desde que ocurriera
el suceso, y de los más de 2 meses desde que Greenpeace hiciera
público la existencia del escape, el CSN sigue sin revelar un dato
de fundamental importancia: la radiactividad total liberada al
medio ambiente. Greenpeace cree que el CSN puede y debe estimar
rigurosamente este dato a partir de la radiactividad que permanece
en los lodos que quedan en el depósito que contenía los 50 litros
de agua altamente contaminada que unos operarios derramaron sobre
una rejilla de ventilación y que, tras una cadena de actuaciones
irresponsables, pero conscientes, de los trabajadores, parte fue
liberada al medio ambiente.
A ese respecto, Greenpeace dijo en su comunicado de prensa del 5
de abril que la fuente de radiactividad vertida al medio ambiente
se estimaba que podía ser de 5 curios, valoración que, a día de
hoy, más de dos meses después desde que se conociera la existencia
de la fuga, se sigue considerando prudente y nada alarmista, y que
nadie ha podido desmentir científicamente todavía.
Greenpeace critica que el CSN de lo único que habla es de la
radiación detectada (de las partículas recogidas) -que ya es más de
mil veces la que inicialmente reconoció el CSN-, pero nunca habla
de la radiactividad emitida en el escape (lo que se conoce como
"término fuente").
Greenpeace espera que el CSN proporcione cuanto antes esa
información fundamental y no trate de hacer creer a la opinión
pública que el término fuente emitido coincide con la radiactividad
detectada y pide al consejo haga públicos los datos de
caracterización de los lodos radiactivos del depósito de la bomba,
la metodología de cálculo de la radiactividad vertida y los
resultados de estos análisis.
Por de pronto, simplemente contando la radiactividad detectada
hasta la fecha, que equivale a 7 milicurios, ya ha quedado
demostrado que el CSN se equivocó, como mínimo, en más de mil veces
en la estimación inicial, mientras que ya sólo faltan 714 veces
para llegar a los 5 curios que dijo Greenpeace.
Greenpeace está, en estos momentos, analizando en detalle el
listado entregado por el CSN de partículas encontradas desde el 9
de abril hasta el 19 de junio, aunque la información está
incompleta ya que no proporciona detalles sobre las al menos 150
partículas encontradas antes del 9 de abril. La organización
ecologista no entiende por qué no se han incluido esas partículas
en el inventario ahora proporcionado por el CSN.
"Faltan datos clave para aclarar definitivamente el alcance
de este suceso, pero lo que resulta cada vez más evidente es que la
gestión de la central nuclear se lleva a cabo con una total
incompetencia y con demasiada improvisación, poniendo en peligro la
salud de los ciudadanos". Ha añadido Carlos Bravo, responsable
de la campaña contra la Energía Nuclear de Greenpeace.
Greenpeace considera que la central de Ascó-1 debería ser
cerrada definitivamente cuanto antes, pero como mínimo, como medida
cautelar, ante esta situación, debería retirarse la licencia de
explotación de esta central a sus actuales operadores, la
Asociación Nuclear Ascó-Vandellós (ANAV): Endesa e Iberdrola.
En la copia del Acta de Inspección de los técnicos especialistas
de Protección Radiológica del CSN llevada al cabo durante los días
5, 6 y 7 de abril, se puede constatar como el suceso fue causado
por una gestión aparentemente poco responsable e irregular de unos
desechos altamente radiactivos por parte de la central, una
actuación que, de no haberse denunciado, quizá hubiera pasado
desapercibida a la opinión pública.
Un claro ejemplo de la actitud poco seria en la gestión de la
central se recoge en este Acta: "Todos coinciden en que el día
26/11/2007 las rejillas de aspiración de la ventilación en la
superficie de la piscina de combustible, aspiraban aire; afirmación
basada en el ruido proveniente de las mismas, y en que tras
detectar contaminación en la rejilla e ir a limpiar con un trapo,
este quedó adherido a la rejilla".
"No existe en realidad ninguna garantía de que este
fraudulento proceder por parte de la central nuclear no se haya
repetido otras veces en el pasado y en otras centrales nucleares ya
que ni el CSN ni el Inspector Residente en la central se dieron
cuenta de nada. Una vez más ha primado el interés económico de la
empresa gestora frente a la seguridad de todos los
ciudadanos". Ha concluido Sara Pizzinato, responsable de la
campaña de Energía y Cambio Climático de Greenpeace.