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Greenpeace y José Bové rechazan la importación de soja transgénica a Europa

800 personas protestan ante la llegada del carguero Golden Lion procedente de Argentina que pretende introducir en Europa 30.000 toneladas de soja transgénica a través del puerto de Lorient, en Francia.

Comunicado de prensa - enero 28, 2005
A pesar de las adversas condiciones climáticas y la fuerte presencia policial en el puerto francés, cientos de activistas y manifestantes se han reunido hoy ante la llegada a puerto francés del carguero argentino para decirle no a la importación de transgénicos a Europa. El cargamento de transgénicos había sido interceptado cuatro días atrás en alta mar por el buque de Greenpeace MV Esperanza y desde entonces, seguido hasta la costa francesa.

José Bové, en primer término y campaigner de Greenpeace. Tras ellos el carguero Golden Lion.

Representantes de movimientos de agricultores como Confederación Paisana y el colectivo Los Segadores Voluntarios -entre ellos el dirigente José Bové- han acompañado la protesta a bordo del barco de Greenpeace. Mientras varios manifestantes han pintado No a los OMG en el casco del barco transgénico, ocho activistas que desplegaron un cartel fueron detenidos por la policía francesa.

"Este carguero transgénico nunca debería haber zarpado hacia Europa. A pesar del rechazo de los ciudadanos europeos, millones de toneladas de soja transgénica entran en la alimentación de los europeos cada año sin su consentimiento. Los ciudadanos que hoy protestan pacíficamente en Francia están dejando claro que el consumidor europeo no quiere soja transgénica", ha afirmado Juan Felipe Carrasco, responsable de la campaña contra los transgénicos de Greenpeace España.

La expansión de la soja de Monsanto en Argentina para ser exportada hacia la UE ha causado la destrucción de millones de hectáreas de ecosistemas de alto valor y ha sustituido actividades ganaderas y cultivos de patatas, judías o arroz. Según un informe publicado la semana pasada, al menos 2,3 millones de hectáreas de bosques primarios argentinos han sido destruidos desde 1996 para sembrar soja Roundup Ready de la multinacional Monsanto, habiéndose desplazado de sus tierras a comunidades indígenas y a miles de pequeños agricultores. El destino de esta soja transgénica es fundamentalmente el engorde de la ganadería europea.

En Europa, el rechazo de los consumidores al uso de organismos modificados genéticamente en la alimentación ha logrado que la industria apenas los utilice en la producción de alimentos. Sin embargo, la nueva legislación europea no obliga a las empresas a etiquetar la carne, la leche o los huevos derivados de animales alimentados con transgénicos. De este modo, sigue pasando desapercibida la utilización de soja o maíz transgénicos a través de los piensos.

Hoy las tres organizaciones han exigido el cese de las importaciones de transgénicos a la región francesa de Bretaña, la cual recientemente ha hecho pública su intención de convertirse en una zona libre de transgénicos. En España, varias comunidades autónomas han declarado su intención de convertirse en Zonas Libres de Transgénicos y están trabajando política y administrativamente en ello.

"Los cultivos transgénicos representan la punta de lanza de una agricultura industrial destructiva, que amenaza tanto al medio ambiente como la supervivencia de los pequeños productores" -dijo el dirigente agrario José Bové- "Unas pocas corporaciones transnacionales agroquímicas y productoras de semillas transgénicas están dominando el mundo agrario. Queremos terminar con este ciclo infernal y que los productores franceses no sean dependientes de estos sucios cultivos. Es muy simple: los transgénicos no tienen lugar alguno dentro de una agricultura sostenible."

España importa unas 6 millones de toneladas de soja, de las cuales 4 millones están modificadas genéticamente. Alrededor de 3 millones provienen de Argentina, donde el 99% de la soja es transgénica.

"Eliminar selvas o bosques enteros, destruyendo el hogar de jaguares, pumas o comunidades indígenas para dar de comer al ganado europeo es inaceptable" -dijo Carrasco- "Ninguna industria puede defender semejante paradoja. Esperamos que por el contrario, las empresas de alimentos decidan resguardar su reputación ante los consumidores rechazando los ingredientes derivados de la agricultura transgénica".

El gobierno del PSOE no parece que tenga intención de cambiar la política que mantenía el PP. El Ministerio de Agricultura estuvo a punto de aprobar unilateralmente un Real Decreto para eliminar la responsabilidad e las multinacionales biotecnológicas y legitimar la contaminación de los cultivos convencionales y ecológicos. "Es deseable que, tanto el Ministerio de Medio ambiente como la sociedad civil impidan la aprobación de una norma injusta y peligrosa para el futuro del agro español", ha concluido Carrasco.