jueves, 11 de octubre de 2012
A young polar bear (Ursus maritimus) wanders on ice, seen from the Greenpeace ship during an expedition to document the lowest sea ice level on record. © Daniel Beltrá / Greenpeace
La multinacional petrolera Shell no ha logrado en los tribunales el requerimiento judicial con el que pretendía poner fin a las protestas que Greenpeace realiza desde el pasado mes de febrero para impedir las extracciones de petróleo en el Ártico. Al mismo tiempo, más de dos millones de personas han mostrado su apoyo en
www.salvaelartico.es y han firmado la petición de la organización para solicitar la protección oficial de uno de los últimos paraísos naturales, amenazado por el cambio climático, la explotación petrolífera o la pesca industrial.
En el auto dictado el pasado 5 de octubre por el Presidente del Tribunal de Ámsterdam se confirmó que las protestas llevadas a cabo por Greenpeace en las sedes y gasolineras de Shell eran pertinentes y apropiadas en la línea de los objetivos de la organización pacifista por acabar con las perforaciones petrolíferas en el Ártico. El fallo del tribunal holandés significa un triunfo más en la campaña global de Greenpeace para defender el Ártico.
"Una empresa como Shell, que está tomando medidas o planes para tomar acciones que son controvertidas para la sociedad y con las que mucha gente va a objetar, puede y debe esperar este tipo de acciones que se tomarán para tratar de cambiar su forma de pensar", escribió el juez Han Jongeneel.
La campaña de Greenpeace denuncia la responsabilidad de la industria del petróleo en la desaparición del hielo del Ártico como consecuencia del cambio climático y solicita que sea considerado santuario global. El mensaje de la organización ecologista se vio confirmado el pasado 16 de septiembre, cuando se alcanzó el mínimo histórico de hielo ártico, según confirmaron los científicos del Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo de EE.UU.
Según el principio de proporcionalidad, que responde a la idea de evitar una utilización desmedida de las sanciones que conllevan una privación o una restricción de la libertad, y puesto que las acciones de Greenpeace no se han realizado en más de 70 estaciones de servicio de Shell, frente a las 600 que existen en los Países Bajos, "no hay necesidad de otorgar una medida cautelar en este punto, a pesar de que Greenpeace tendrá que seguir teniendo este principio en cuenta en el futuro", ha afirmado el juez.
El fallo, aplicable para los próximos seis meses, permite a los activistas organizar protestas en las propiedades de Shell de los Países Bajos por un máximo de dos horas sin interrumpir las ventas de combustible más de una hora.
"Las denuncias no impedirán que sigamos luchando por la protección del Ártico con dedicación y pasión, tanto en los Países Bajos como en todo el mundo. No competimos con el enorme poder financiero de Shell, pero tenemos persistencia y millones de personas detrás de nosotros apoyando nuestra campaña", ha señalado Kumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace Internacional.
Shell exigía inicialmente una orden judicial que impidiese a activistas de Greenpeace o simpatizantes en cualquier parte del mundo protestar legalmente a menos de 500 metros de cualquiera de sus propiedades (incluso en terrenos públicos) imponiendo penalizaciones de más de un millón de euros. La empresa se ha visto obligada a reducir su petición después de que el juez advirtiese de que podría rechazar el caso por considerar la demanda excesiva. El juez aceptó una orden limitada a dos oficinas de Greenpeace (Greenpeace Holanda y Greenpeace Internacional), con sanciones de 25.000 euros por cada hora que se encuentren en incumplimiento de la orden judicial.
Este año Shell ha seguido una estrategia legal muy agresiva contra Greenpeace y otros grupos ambientalistas:
- En los Estados Unidos, Greenpeace está sujeto a una medida cautelar que le impide acercarse a menos de 500 metros de cualquier perforación de Shell o buque de apoyo.
- En Nueva Zelanda, la policía reclama 467.000 euros por la demanda de Shell contra los activistas, entre ellos la actriz Lucy Lawless, que ocupaba una de sus dos plataformas de perforación del Ártico.