El Parque Nacional de Doñana sufrió el 25 de abril de 1998 el desastre ecológico más importante de su historia. La rotura de una presa en las minas de Aznalcóllar (Sevilla) provocó el vertido de 5 millones de metros cúbicos de residuos tóxicos sobre el entorno del parque.
El Parque Nacional de Doñana sufrió el 25 de abril de 1998 el desastre ecológico más importante de su historia. La rotura de una presa en las minas de Aznalcóllar (Sevilla) provocó el vertido de 5 millones de metros cúbicos de residuos tóxicos sobre el entorno del parque.
El Parque Nacional de Doñana sufrió el 25 de abril de 1998 el desastre ecológico más importante de su historia. La rotura de una presa en las minas de Aznalcóllar (Sevilla) provocó el vertido de 5 millones de metros cúbicos de residuos tóxicos sobre el entorno del parque.
El Parque Nacional de Doñana sufrió el 25 de abril de 1998 el desastre ecológico más importante de su historia. La rotura de una presa en las minas de Aznalcóllar (Sevilla) provocó el vertido de 5 millones de metros cúbicos de residuos tóxicos sobre el entorno del parque.
El Parque Nacional de Doñana sufrió el 25 de abril de 1998 el desastre ecológico más importante de su historia. La rotura de una presa en las minas de Aznalcóllar (Sevilla) provocó el vertido de 5 millones de metros cúbicos de residuos tóxicos sobre el entorno del parque.
El Parque Nacional de Doñana sufrió el 25 de abril de 1998 el desastre ecológico más importante de su historia. La rotura de una presa en las minas de Aznalcóllar (Sevilla) provocó el vertido de 5 millones de metros cúbicos de residuos tóxicos sobre el entorno del parque.
Además, las organizaciones ecologistas han alertado del peligro
que actualmente existe en la zona por los vertidos tóxicos de la
Minas de las Cruces.
Bajo el lema "1998 minas de Aznalcóllar = mina de las cruces
2008. No más vertidos tóxicos", los coordinadores de las cinco
grandes organizaciones estatales y de la asociación local han unido
sus voces para denunciar la situación de degradación del Corredor
Verde del Guadiamar, cinco años después de su inauguración. Además,
han lamentado la situación actual de la balsa que reventó, los
lodos y residuos que se almacenan en las cortas de Aznalcóllar y
Los Frailes y han alertado de los peligros de contaminación del
acuífero Niebla-Posadas, y las filtraciones contaminantes hacia el
arroyo de los Frailes. Asimismo, han mostrado su oposición al
proyecto minero de Las Cruces, en Gerena, por los riesgos de
contaminación del acuífero Niebla-Posadas y por el vertido tóxico
de metales pesados al Guadalquivir.
Como soluciones viables, han propuesto la ampliación y
conservación del Corredor Verde del Guadiamar, la restauración
ambiental del recinto minero de Aznalcóllar y la prohibición de
vertidos tóxicos de la Mina de las Cruces.
Las agrupaciones ecologistas han criticado que las
administraciones públicas sólo incidan en estas fechas en las
acciones de recuperación que han acometido del Guadiamar, y que
olviden el el carácter de catástrofe anunciada, y se obvie la
situación de la instalación minera, así como del Guadiamar.
En el acto han estado presentes Jaime Machicado de Amigos de la
Tierra; Mario Rodríguez, de Greenpeace; Alejandro Sánchez, por
parte de la SEO/BirdLife; Juan Carlos del Olmo, de WWF/ADENA; Theo
Oberhuber, de Ecologistas en Acción; y por parte de la asociación
Adecuna de Aznalcóllar, Juan Antonio Figueras.
1998. La catástrofe anunciada
Los ecologistas recordaron que el vertido tóxico de Aznalcóllar
fue una catástrofe anunciada que pudo evitarse si hubieran
funcionado correctamente los mecanismos básicos de prevención y
control ambiental de las administraciones competentes. La
catástrofe fue repetidamente anunciada desde diciembre de 1995
hasta el mismo año 1998. Sin embargo, los responsables políticos no
hicieron nada ante las denuncias de un antiguo técnico del complejo
minero y de las asociaciones ecologistas.
En la madrugada del 25 de abril de 1998, la balsa de las minas
de Aznalcóllar, propiedad de la empresa Boliden Apirsa, vertía 5,5
millones de m3 de lodos tóxicos y unos 1,9 millones de m3 de aguas
ácidas, con graves consecuencias para los ecosistemas de los ríos
Agrio y Guadiamar, y contaminó las marismas del Parque Nacional de
Doñana y el Estuario del Guadalquivir. El lodo aniquiló más de
4.600 hectáreas de cultivo y paralizó la actividad minera con una
regulación de empleo que afectó a más de 500 trabajadores de la
mina.
Desde ese momento, se iniciaron dos proyectos de restauración
ambiental en el Guadiamar y las marismas de Doñana, el Corredor
Verde y Doñana 2005, con una inversión pública de más de 300
millones de euros.
Diez años después, se debe considerar que los resultados de
ambos proyectos han sido mejores de lo que se esperaba, teniendo en
cuenta la magnitud del desastre ecológico, social y económico al
que se enfrentó Doñana, pero lamentablemente todos los costes
provocados por la catástrofe han sido asumidos con dinero público,
mientras que la empresa directamente responsable de la catástrofe,
Boliden, se llevó los beneficios y las subvenciones y no cumplió
con ninguna de sus responsabilidades ambientales ni sociales.
2008. ¿Una lección aprendida?
Las organizaciones firmantes constatan que las inversiones y la
recuperación ambiental llevada a cabo en estos últimos diez años
están actualmente amenazadas por diversos peligros, algunos como
los vertidos de la Mina de las Cruces pueden llegar a ser tan
graves como la catástrofe de las minas de Aznalcóllar.
Son cuatro las amenazas principales apuntadas sobre la cuenca
del Guadiamar y las marismas de Doñana: los proyectos urbanísticos
que amenazan la función como corredor ecológico del río Guadiamar;
la cesión de aguas del embalse del Agrio para actividades agrícolas
e industriales, que convertiría al Guadiamar en un canal de riego
para abastecer campos de cultivo; la falta de restauración del área
minera de Aznalcóllar que sigue siendo una fuente de contaminación
por metales pesados, debido a la existencia de filtraciones; y el
proyecto minero de Las Cruces, que verterá metales pesados al río
Guadalquivir, creando un riesgo innecesario y evitable, puesto que
existe la posibilidad técnica de depurar y reutilizar el 100% de
esos vertidos dentro del proceso industrial, implementando un
sistema de VERTIDO CERO.
Por otra parte, la escasa vigilancia que existe en el Corredor
Verde ha propiciado que se den actividades prohibidas en este
entorno, degradando el medio natural y los equipamientos de uso
público: tránsitos prohibidos de quads, motos y todoterrenos, caza
y pesca ilegal, hogueras y barbacoas en puntos no autorizados,
actos vandálicos contra los equipamientos públicos, etc.
La falta de compromiso a largo plazo con la recuperación total
del río Guadiamar y su cuenca hidrológica ha frenado la ampliación
del Corredor Verde hacia el norte, con lo que no se ha llegado a
conectar realmente Sierra Morena y Doñana a través del mismo.
Finalizar el Corredor Verde implicaría un trabajo especialmente
intenso en la zona de Aznalcóllar para restaurar la zona minera y
eliminar los impactos ambientales del Guadiamar al norte de este
municipio.
Sábado 26 de abril de 2008: ruta desde las Cruces a
Guadiamar
Para el 26 de abril, las agrupaciones ecologistas han convocado
una ruta desde la Mina de Las Cruces hasta el Corredor Verde del
Guadiamar para enseñar en terreno cuál es la situación de la zona.
En la entrada principal de la Mina de las Cruces se realizará un
acto de protesta y la lectura de un manifiesto. La visita
finalizará con una comida ecológica.