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La Red de Vigilancia Radiológica del CSN detectó la fuga radiactiva de Ascó

Más del 86% de las partículas recogidas producen dosis de radiación por encima de los límites legales para el público.

Comunicado de prensa - julio 17, 2008
Greenpeace ha podido confirmar a través de los datos facilitados por el CSN que tanto la central nuclear de Ascó (Tarragona) como este organismo minimizaron la relevancia del escape ocurrido a finales de 2007 en la central nuclear y ocultaron que las sondas de detección de la Red de Vigilancia Radiológica Ambiental (REVIRA) del CSN detectaron con total claridad la fuga de partículas calientes, incluso en sondas separadas medio centenar de kilómetros entre sí.

Central nuclear de Ascó, Tarragona

El análisis realizado por Greenpeace a partir de los datos proporcionados por el CSN demuestra que más del 86% de las partículas calientes emitidas -y recogidas hasta principios de junio de 2008-, producían una radiactividad, referenciada a fecha 11 de abril de 2008, suficiente como para superar los límites legales aplicables a miembros del público en caso de contaminación interna. (1)

Además, las partículas con tasas de dosis por encima de 0,093 mSv/h, que representan más del 27% del total, habrían producido dosis superiores a 20 mSv, límite legal de los trabajadores en un año. Si el nivel de radiactividad se refiriese a la fecha en la que se produjo su emisión, a finales del 2007, la dosis de radiación se incrementaría entre un 20 y un 30% más.

Según los datos proporcionados por el CSN, tres de las partículas calientes presentaban tasas de dosis de 1 mSv/h, que es el nivel mínimo para la clasificación de zona naranja (de permanencia estrictamente reglamentada) en una central nuclear. Estas tres partículas darían lugar a unas dosis superiores a 216 mSv en nueve días, lo que equivale a 20 veces por encima del límite de los trabajadores. Estos niveles de radiactividad son suficientemente elevados como para que se deban analizar supuestos de exposición y contaminación externa, ya que las dosis equivalentes que producirían en órganos como la piel o las extremidades serían muy elevadas y se sitúan muy por encima de los límites aplicables.

Ante estos datos, Greenpeace pide al CSN que detalle de manera exhaustiva la comparación de los niveles de radiactividad de las partículas con los límites de dosis, algo a lo que se viene resistiendo reiteradamente y que estime la cantidad total de radiactividad liberada en el escape. El CSN tampoco ha reportado información sobre la radiactividad de todas las partículas. Entre otras ausencias, no ha incluido las partículas detectadas fuera de la instalación, en el centro de reciclado de materiales metálicos de Reus al que se llevó la chatarra con tierra contaminada con partículas la central nuclear en abril.

Por otro lado, la información aportada por el CSN de los datos de las sondas de detección de la red REVIRA dan plena constancia de que los picos de radiactividad medidos en dos estaciones (una sonda ubicada en la propia central y de otra ubicada en la playa de la Almadraba, a unos 50 kilómetros de la central) evidencian una correlación entre los momentos en los que se arrancó el sistema de ventilación normal del edificio de combustible y las emisiones de radiactividad al medio ambiente detectadas en ambas estaciones de la red.

Además, se comprueba que la emisión más importante de partículas radiactivas no se produjo el día 29 de noviembre, si no a mediados del mes de diciembre, cuando, una vez terminada la recarga de combustible, se empezó a descontaminar el sistema. "Toda la radiactividad desprendida en la limpieza del sistema en lugar de ser gestionada como residuo fue emitidaa la atmósfera, lo que no es sólo un hecho reprobable, es, además, un delito medioambiental, ya que ello era perfectamente conocido por la central", ha declarado Carlos Bravo, responsable de la Campaña de Energía nuclear de Greenpeace.

Las gráficas de las señales de los detectores muestran también un constante incremento de la media de radiactividad en el medio ambiente a lo largo del mes de diciembre de 2007, así como importantes picos de radiactividad entre el 14 y el 19 de diciembre, a finales de diciembre y principios de enero. Estos picos coinciden con la puesta en funcionamiento del sistema de ventilación normal durante el proceso de descontaminación y demuestran que las emisiones no se limitaron al momento en el que se volcó el contenido del depósito de la aspiradora con agua altamente radiactiva a la piscina en el mes de noviembre, si no que las emisiones se repitieron en diciembre y en enero, probablemente liberando las partículas sólidas desprendidas durante el "rascado" de los componentes internos del sistema de ventilación.

"Una simple revisión de los datos de la red REVIRA hubiera permitido concluir a los técnicos del CSN que se estaban produciendo fugas de radiación al medio ambiente en noviembre, y también en diciembre y enero. Por lo que cabe preguntarse si lo que hay de trasfondo es una manifiesta negligencia o, por el contrario, una ocultación intencionada de estos graves hechos", en opinión de Carlos Bravo.

Notas

1. Mientras que el CSN ha referido en sus notas de prensa que el Co-60 permanece en el cuerpo unos tres días en caso de contaminación interna (sin citar ninguna referencia rigurosa que lo justifique), un informe realizado a petición del Ministerio de Defensa de Canadá sobre preparación ante emergencias radiológicas en caso de ataques con bombas radiactivas sucias al que ha tenido acceso Greenpeace concluye que el tiempo de vida media de residencia del cobalto 60 (Co-60) en el cuerpo humano (suponiendo que no se utilizan medidas para facilitar su expulsión) es de 9 días. Esto significaría que, durante este tiempo, las partículas calientes emitidas por la central de Ascó con dosis iguales o superiores a 0,0046 miliSievert/hora (mSv/h), que son más del 86% del total, habrían dado lugar a una dosis superior al límite legal en un año para miembros del público (que actualmente es de 1 mSv), caso de haberse ingerido.

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