Ante la presentación de hoy en Madrid de la Memoria de Sostenibilidad del sector papelero español, Greenpeace denuncia la ausencia de criterios ambientales en la política de suministros del sector y la falta de compromiso con la gestión forestal sostenible de los bosques.
El 17% de la fibra virgen utilizada por la industria papelera mundial procede de bosques primarios, especialmente de bosques boreales de Canadá, Finlandia y Rusia. La industria española importa pasta y papel de estas regiones, de manera especial de Finlandia, donde la el Gobierno finlandés y la industria forestal están acabando con los últimos bosques vírgenes de Laponia, bosques vitales para el pastoreo de renos del pueblo Sami. Por este motivo, Greenpeace ha establecido desde el pasado 3 de marzo un campamento de resistencia en Laponia (1).
Pastor de renos Sámi, cuyo estilo de vida está amenazado por las talas en bosques primarios de Finlandia
"Es absurdo que bosques milenarios ricos en biodiversidad
importantes para la forma de vida de comunidades indígenas sean
convertidos en papel higiénico, folios y papel de impresión" ha
declarado Miguel Ángel Soto, responsable de la Campaña de Bosques
de Greenpeace.
Los bosques de Laponia utilizados en invierno por los renos han
sido reducidos paulatinamente por la empresa forestal estatal,
Metsähallitus, responsable de la mayor parte de la tala industrial
en Laponia. El 70% de la madera talada por Metsähallitus en la
región Sami es vendida para la producción de pasta de papel. El
gigante finlandés del papel, la empresa StoraEnso, compra la
mayoría de la madera en estas zonas forestales y esta madera acaba
convertida finalmente en papel de revistas, papel de oficina,
envoltorios y papel higiénico que son vendidos en, entre otros
países, España.
Otro 29% de la fibra virgen utilizada por la industria papelera
mundial procede de plantaciones forestales. En España, el
porcentaje es mucho mayor, ya que las plantaciones de eucaliptos y
pino radiata del nororeste, norte y suroeste de la península
ibérica han sido creadas para abastecer a la industria
papelera.
Las consecuencias de esta política de plantaciones en nuestro
país han sido la destrucción de bosque y matorral autóctono durante
las décadas 1950-1970 y la trivialización de nuestros paisajes
hasta convertirlos en ecosistemas muy pobres en biodiversidad y con
una pésima gestión del suelo. Hasta la fecha, la gestión forestal
de estas plantaciones no ha sido precisamente sostenible.
Para Greenpeace y otras organizaciones ecologistas, sociales y
sindicales, los estándares del sistema de certificación forestal
del Forest Stewardship Council (FSC) es el esquema de certificación
internacional más creíble y que se acerca mejor a este objetivo de
la sostenibilidad.
Recientemente, 80.000 hectáreas de estas plantaciones han
recibido este aval de sostenibilidad: la certificación FSC. Esto
está suponiendo en la práctica la evolución de las monoespecíficas
y simples masas de eucaliptos hacia masas forestales con mayor
diversidad de especies, donde caben otras especies no comerciales y
donde el incremento de la biodiversidad es un objetivo de la
gestión.
"Si Aspapel quiere realmente optar por la gestión forestal
sostenible debe optar por una certificación forestal creíble y
apoyada por la sociedad civil, como la del FSC (2)", ha añadido
Soto.
- (1) Greenpeace establece una base de resistencia para
la defensa de los bosques primarios de Laponia
- (2)La certificación forestal del FSC acredita que productos de
origen forestal como madera, papel, tableros, carbón, etc., han
sido extraídos de bosques bien gestionados desde un punto de vista
social, ambiental y económico. El FSC ha certificado hasta la fecha
más de 51 millones de hectáreas de bosques y plantaciones en 71
países. A pesar de la existencia de varios sistemas de
certificación en el mercado, el FSC es el único sistema de
certificación de ámbito global y de amplia aceptación por un amplio
abanico de agentes sociales, económicos y ambientales. El FSC
cuenta con el apoyo de la práctica totalidad de las organizaciones
de la sociedad civil, ecologistas, de ayuda al desarrollo,
sindicales, etc.
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