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Los vertidos urbanos y la sobreexplotación de acuíferos provocan que la calidad del agua sea muy deficiente

Greenpeace exige a la Confederación un plan para erradicar los vertidos y luchar contra la excesiva demanda

Comunicado de prensa - octubre 25, 2005
Greenpeace califica de muy deficiente el estado del agua en la Cuenca Hidrográfica del Júcar en su informe “Agua” presentado hoy en rueda de prensa. De hecho, la propia Confederación reconoce que sólo el 0,95% de sus masas de agua superficiales podrán cumplir los objetivos ambientales de la Directiva Marco del Agua, DMA. Es decir, que sólo el 0,95% podrían tener para 2015 un estado de calidad suficiente para mantener su poder de autodepuración y los ecosistemas que dependen de ella.

 La DMA es la ley europea que rige la política desde el 2004 y tendrá que cumplirse en su totalidad antes del 2015. Esta Directiva trata de recuperar la calidad de las aguas continentales abandonando la política de infraestructuras hidráulicas que se ha demostrado ineficaz y obsoleta y adoptando una visión ambientalista del medio hídrico que permita su adecuada protección.

Los principales problemas de la cuenca son:

  • La contaminación que sufren los ríos. La causa fundamental es el vertido de aguas residuales urbanas. Sólo en Albacete, el 50% de sus municipios no dan tratamiento alguno a sus aguas y ciudades como Novelda o Alcira tampoco depuran sus aguas fecales.

  • La contaminación de sus acuíferos. Las malas prácticas agrícolas han provocado que buena parte de las aguas subterráneas estén afectadas por contaminación por nitratos (con niveles superiores a los 50mg/l) y sulfatos (el 56% de los acuíferos costeros sufren este problema).

  • La excesiva demanda de agua. Los responsables son la agricultura y el sector turístico (22 campos de golf, complejos hoteleros y urbanizaciones). El resultado es la sobreexplotación(1) y la salinización(2) de sus acuíferos (el 37% de las masas de agua subterránea están sobreexplotadas). Esto ha provocado, entre otras cosas, la desaparición de humedales(3), altera el correcto desarrollo de los ecosistemas asociados al medio fluvial y marino e incluso pone en serie peligro de extinción diversas especies acuáticas como el samaruc y el fartet.

  • Los vertidos de origen industrial. Por su peligrosidad y toxicidad, causan graves efectos sobre el medio ambiente y la salud de las personas (sólo en Albacete 185 empresas vierten sus aguas sin tratamiento alguno).

Si la Confederación no pone los medios necesarios para paliar esta grave situación y conservar su medio hídrico, la Cuenca del Júcar no sólo continuará sufriendo problemas de disponibilidad de agua, sino que estos problemas se agudizarán por los elevados índices de contaminación y la creciente demanda.

"La lucha contra la contaminación no sólo permitiría aumentar más la disponibilidad de recursos hídricos que la construcción de embalses, trasvases o desaladoras, sino que es la única forma de asegurar que habrá agua para las futuras generaciones. Es urgente que la Confederación elimine los vertidos que están poniendo en peligro la salud pública y el medio ambiente", ha afirmado Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace.

"Los Gobiernos valenciano y castellanomanchego tienen que dejar de incumplir la ley y acometer el saneamiento integral de todas sus aguas residuales. Si se siguen postergando estas medidas la cuenca no cumplirá los objetivos de la DMA", ha declarado Julio Barea, responsable de la campaña de aguas de Greenpeace.

Éstas son algunas de las conclusiones que Greenpeace ha extraído sobre la Cuenca Hidrográfica del Júcar en su informe "Agua: la calidad de las aguas en España. Un estudio por cuencas", el primero que analiza la totalidad de las aguas continentales españolas (ríos, acuíferos, lagos, humedales, estuarios, rías...).

Greenpeace ha realizado esta investigación para conocer el estado de las aguas continentales en un momento crucial: la entrada en vigor de la DMA. El estudio se centra en la calidad de los recursos hídricos, que será en el futuro la que marcará la disponibilidad del agua en todo el Estado. El término calidad incluye la contaminación (grado de toxicidad de los diferentes vertidos), el estado ecológico de las aguas superficiales (la buena salud del ecosistema y su capacidad de regeneración) y el estado químico de las subterráneas.

La principal conclusión del informe afirma que en el Estado español sólo el 11% de las aguas superficiales y el 16% de las subterráneas están en este momento en condiciones de cumplir en 2015 los objetivos que marca la DMA. Es decir, sólo el 11% de las aguas superficiales tiene calidad suficiente para mantener su poder de autodepuración y los ecosistemas que dependen de ella. Y en el caso de las subterráneas, sólo el 16% mantiene las cualidades químicas suficientes para que se puedan utilizar en abastecimiento y riego.


(1) La sobreexplotación consiste en extraer más agua de la que entra en el acuífero. Esto provoca que se sequen ríos, manantiales y pozos que se alimentan de ellos.

(2) Cuando se saliniza un acuífero deja de ser útil para cualquier uso (consumo, riego o industrial). Su recuperación a corto plazo es imposible, y sólo se consigue dejando de extraer agua del acuífero durante largos periodos de tiempo.

(3) Los humedales juegan un papel esencial en el ciclo hidrológico, por ejemplo, en el almacenamiento de recursos hídricos o en la recarga de acuíferos.