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Los vertidos industriales y urbanos provocan que la calidad del agua sea muy deficiente

Greenpeace exige a la Confederación un plan que erradique los vertidos tóxicos y obligue a las empresas a pasarse a la producción limpia

Comunicado de prensa - octubre 25, 2005
Greenpeace califica de muy deficiente el estado del agua en la Cuenca Hidrográfica del Ebro en su informe “Agua” presentado hoy en rueda de prensa. De hecho, la propia Confederación reconoce que sólo el 43% de sus masas de agua superficiales podrán cumplir los objetivos ambientales de la Directiva Marco del Agua, DMA. Es decir, que sólo el 43% de sus aguas podrían tener un estado de calidad suficiente para mantener su poder de autodepuración y los ecosistemas que dependen de ella. Esto, cuando todavía queda el 51,79% de las aguas por analizar. Pero lo que ha hecho que Greenpeace califique de muy deficiente el estado de la cuenca es el importante grado de contaminación que presentan algunos tramos como el de Flix, donde se acumulan 300.000 toneladas de residuos tóxicos muy peligrosos (incluso radioactivos). O asuntos como el vertido de DDT al Cinca, el único de estas características que queda en toda Europa.

La DMA es la ley europea que rige la política desde el 2004 y tendrá que cumplirse en su totalidad antes del 2015. Esta Directiva trata de recuperar la calidad de las aguas continentales abandonando la política de infraestructuras hidráulicas, que se ha demostrado ineficaz y obsoleta, y adoptando una visión ambientalista del medio hídrico que permita su adecuada protección.

Los principales problemas de la cuenca son:

  • Los vertidos de origen industrial. Por su peligrosidad y toxicidad causan graves efectos sobre el medio ambiente y la salud pública. Un dato: las 300.000 toneladas de residuos peligrosos de Ercros están depositados dentro del cauce del Ebro, del que se abastece una población cercana al medio millón de personas.

  • La contaminación que sufren los ríos. La causa fundamental es el vertido de aguas residuales urbanas. Sólo en Aragón, el 40% de se vierte sin tratamiento alguno.

  • La introducción de especies acúaticas exóticas. Tiene una incidencia directa en el correcto desarrollo de los ecosistemas asociados(1) al medio fluvial y pone en serio peligro de desaparición diversas especies acuáticas. El mejillón cebra o los silures son especies introducidas que han afectado a flora y fauna y han provocado incluso la extinción del mejillón autóctono.

  • La contaminación de sus acuíferos. Las malas prácticas agrícolas han provocado que 29 masas de aguas subterráneas estén afectadas por contaminación por nitratos (con niveles superiores a los 50mg/l). La ganadería, por su parte, ha provocado que el 39% de los acuíferos estén contaminados por el vertido de purines.

  • Las infraestructuras. Los numerosos embalses y azudes existentes en la cuenca producen una modificación en el régimen de sedimentación de los cauces y provoca una disminución en el aporte de nutrientes necesarios, que son imprescindibles para el correcto desarrollo de los ecosistemas asociados al medio fluvial como por ejemplo el delta del Ebro que hoy recibe sólo el 1% de sus aportaciones sedimentarias naturales.

Si la Confederación no pone los medios necesarios para paliar esta grave situación y conservar su medio hídrico, la Cuenca del Ebro no sólo continuará sufriendo problemas de disponibilidad de agua, sino que estos problemas se agudizarán por los elevados índices de contaminación y la creciente demanda.

"La lucha contra la contaminación no sólo permitiría aumentar más la disponibilidad de recursos hídricos que la construcción de embalses y trasvases, sino que es la única forma de asegurar que habrá agua para las futuras generaciones. Es urgente que la Confederación elimine los vertidos industriales que se producen en sus ríos y acuíferos y ponen en peligro la salud pública y el medio ambiente", ha declarado Juan López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace.

"Las Administraciones autonómicas tienen que dejar de incumplir la ley y acometer el saneamiento integral de todas sus aguas residuales. Si se siguen postergando estas medidas la cuenca no cumplirá los objetivos de la DMA" ha declarado Julio Barea, responsable de la campaña de aguas de Greenpeace.

Éstas son algunas de las conclusiones que Greenpeace ha extraído sobre la Cuenca Hidrográfica del Ebro en su informe "Agua: la calidad de las aguas en España. Un estudio por cuencas", el primero que analiza la totalidad de las aguas continentales españolas (ríos, acuíferos, lagos, humedales, estuarios, rías...).

Greenpeace ha realizado esta investigación para conocer el estado de las aguas continentales en un momento crucial: la entrada en vigor de la DMA. El estudio se centra en la calidad de los recursos hídricos, que será en el futuro la que marcará la disponibilidad del agua en todo el Estado. El término calidad incluye la contaminación (grado de toxicidad de los diferentes vertidos), el estado ecológico de las aguas superficiales (la buena salud del ecosistema y su capacidad de regeneración) y el estado químico de las subterráneas.

La principal conclusión del informe afirma que en el Estado español sólo el 11% de las aguas superficiales y el 16% de las subterráneas están en este momento en condiciones de cumplir en 2015 los objetivos que marca la DMA. Es decir, sólo el 11% de las aguas superficiales tiene calidad suficiente para mantener su poder de autodepuración y los ecosistemas que dependen de ella. Y en el caso de las subterráneas, sólo el 16% mantiene las cualidades químicas suficientes para que se puedan utilizar en abastecimiento y riego.


(1) Las especies introducidas compiten por el espacio y el alimento, depredan o se hibridan con la fauna autóctona, introducen parásitos y enfermedades, alteran los procesos ecológicos y reducen la calidad ambiental.