Comunicado de prensa - noviembre 19, 2007
La flota ballenera japonesa ha salido del puerto de Shimonoseki (Japón) para la mayor cacería desde que entró en vigor la moratoria a la caza comercial hace veinte años. Los japoneses pretenden cazar este año más de 1.000 ballenas en el Océanos Antártico, incluyendo 50 rorcuales comunes en peligro de extinción, 50 yubartas, también en peligro, y 935 rorcuales aliblancos.
La flota ballenera japonesa ha salido del puerto de Shimonoseki (Japón) para la mayor cacería desde que entró en vigor la moratoria a la caza comercial hace veinte años. Los japoneses pretenden cazar este año más de 1.000 ballenas en el Océanos Antártico, incluyendo 50 rorcuales comunes en peligro de extinción, 50 yubartas, también en peligro, y 50 rorcuales aliblancos.
Greenpeace ha estado siguiendo desde el pasado mes de agosto a
un grupo de ballenas en su migración desde el Pacífico Sur hasta el
Santuario Ballenero Antártico. Este seguimiento se ha realizado a
través de un sistema de chips inocuos en las ballenas que permitían
su monitorización a través de satélite. La localización del grupo
se ofrecía a través de la página web de la organización
http://www.greenpeace.es/elgranviaje para que los internautas
pudieran hacer un seguimiento de dicha migración.
"El Gran Viaje de las Ballenas" ha estado monitorizando la
localización exacta de estas ballenas hasta este momento. El el
mismo mapa donde antes estaban las ballenas ahora se hará un
seguimiento en cada momento de los movimientos de la flota japonesa
en su viaje al Sur. En la misma web Greenpeace propone a los
internautas diferentes opciones para colaborar en esta campaña. El
buque Esperanza de Greenpeace, por su parte, también sigue de cerca
a los balleneros y asegura que hará todo lo posible para intentar
parar esta cacería.
Con este proyecto, realizado en colaboración con científicos del
Pacífico, la organización ecologista quiere demostrar que el
estudio de estos mamíferos puede realizarse sin necesidad de
matarlos. La "caza científica" es la excusa utilizada por los
balleneros japoneses para defender su cruenta cacería.
"Esto no es ciencia, es un negocio enmascarado como ciencia.
Este programa de caza está generando mucho dinero financiado por
los contribuyentes japoneses"/,- ha declarado Karli Thomas, la
responsable de la expedición de la campaña anticaza de ballenas de
Greenpeace, a bordo del barco Esperanza de Greenpeace.- /"La flota
ballenera debe volver a puerto. Si no lo hace Greenpeace intentará
por todos los medios, a través de la acción directa no violenta,
evitar la caza".