Migración de las ballenas desde las Islas Cook hasta el Pacífico Sur.
El
Gran Viaje de las Ballenas es un proyecto en el que colaboran
Greenpeace y los científicos que investigan las ballenas jorobadas
del Pacífico Sur. El apoyo económico del grupo ecologista ha
servido para que los centros Cook Islands Whale
Research y Opèration
Cètacès de las Islas Cook y Nueva Caledonia, respectivamente,
dispongan de un sistema con el que rastrear a las ballenas
jorobadas.
Nueva Caledonia fue elegida porque las ballenas jorobadas que se
aparean en las aguas de esta región provienen de poblaciones
pequeñas y sobreexplotadas.
La doctora
Claire Garrigue del centro Operation Cétacés trabaja
directamente con las ballenas de Nueva Caledonia y estima que esta
población no supera los 400 ejemplares, además de no parecer
recuperase de la caza. Debido a su situación geográfica, se
sospechaba que la zona de migración de las ballenas jorobadas de
Nueva Caledonia para alimentarse sera la misma en la que la caza
científica de Japón tendrá lugar en los próximos años.
Nan Hauser directora del Cook Islands Whale Research identifica
vía fotografía sólo a 60 ó 70 ballenas por temporada. Se puede dar
el hecho de que Claire Garrigue fotografíe una ballena al sur de
Nueva Caledonia y unas semanas o años más tarde Nan Hauser la
localice a una milla de la costa de Rarotonga (Islas Cook).
Este hecho tiene una gran relevancia científica a pesar de que
los movimientos de las ballenas entre estos dos puntos tan
distantes en tiempo y espacio siguen siendo un misterio.
En agosto y septiembre de este año, Garrigue, Hauser y el
científico brasileño Ygor Geyer, consiguieron colocar 20
dispositivos de rastreo en un total de 20 ballenas jorobadas, doce
de ellas eran de Nueva Caledonia y ocho de las Islas Cook. Los
científicos esperaban ansiosos la información procedente del
sistema de rastreo, cuando ésta llegó no se vieron
decepcionados.
Los movimientos diarios de una ballena se pueden seguir a larga
distancia si a ésta se le coloca un transmisor. Éste envía una
señal al satélite Argos que a su vez retransmite los datos a una
estación terrestre, a partir de entonces cualquier científico
pueden tener acceso a la información con un ordenador personal
desde cualquier lugar del mundo.
Aunque todas las retrasmisiones finalizaran antes de que las
ballenas llegaran al Océano Antártico, la información obtenida es
extraordinaria.
Varias de las ballenas de Nueva Caledonia viajaron desde la
laguna situada al sur de la isla a un arrecife lejano en el sureste
y algunas permanecieron allí por un largo periodo de tiempo.
Hasta que el proyecto El Gran Viaje de las Ballenas se puso en
marcha nadie sabía la importancia que el arrecife tenía para los
cetáceos. Garrigue tiene previsto para el año que viene realizar
identificaciones fotográficas y muestreos de ADN en la zona. Es
posible que en un futuro se tomen medidas para proteger este
hábitat que hasta el momento era desconocido.
Una de las ballenas sorprendió a los científicos ya que abandono
la laguna para bordear toda la costa oeste de Nueva Caledonia y
luego viajar cientos de millas a una zona de arrecifes e islas
conocidas como las Chesterfield.
Es interesante saber que en la época de Herman Melvilla, en el
siglo diecinueve, las Islas Chesterfield fue uno de los territorios
de caza ballenera de los yanquis.
Algunas de las ballenas de Nueva Caledonia emigraron a la Isla
Norfolk y a la costa norte de Nueva Zelanda. Este dato ayudó a
comprender la estructura de la población, ya que los científicos se
preguntaban a dónde viajaban las ballenas neozelandesas (la
identificación por fotografía era muy limitada antes de realizarse
este proyecto).
Las migraciones entre estos dos territorios es importante porque
ninguna de las poblaciones de estas dos áreas ha logrado
recuperarse de la caza y por lo tanto esta conexión tiene serias
implicaciones para la conservación de estos animales.
En este aspecto, el hecho de que ninguna de las ballenas de
Nueva Caledonia viajará a Australia aporta nueva evidencia que
señala que la recuperación de estas ballenas no se debe a la
incorporación de ballenas australianas cuya población es muy
superior.
Hacia el oeste
Las ocho ballenas de las Islas Cook no se dispersaron y viajaron
en distintas direcciones tal y como se esperaba, sino que todas
emigraron hacia el oeste.
Uno de los ejemplares viajó hasta Samoa Americana mientras que
otros recorrieron las islas y arrecifes que componen el reino de
Tonga. Los científicos desconocen si esto significa que las
ballenas entran por oleadas en las Islas Cook y van viajando en
dirección oeste a través de las islas. Comportamiento similar se ha
observado en poblaciones caribeñas de ballenas jorobadas,
identificadas vía foto en su zona de apareamiento. A pesar de que
algunos dispositivos de rastreo siguieron funcionando hasta octubre
ninguna de las ballenas de las Islas Cook mostró ninguna señal de
cambiar de dirección y dirigirse sur hacia la Antártida, hecho que
resultó inesperado.
Ello contrasta con las ballenas de Nueva Caledonia que se
dirigieron hacia el sur poco después de que se les hubiera colocado
el dispositivo de rastreo. La diferencia en desplazamientos y la
constancia con la que el grupo de las Islas Cook viajó hacia el
oeste tiene graves implicaciones para una variedad de temas como la
estructura de la población y sobre cómo navegan estos animales.
Durante los próximos meses, los científicos investigarán a fondo
la trayectoria de estos animales, estudiando si sus movimientos
están ligados a las características del océano, del suelo marino o
quizá al campo magnético de la Tierra. Las ballenas jorobadas
podrían utilizar cualquiera de estos referentes para orientarse en
la inmensidad del océano.
Información valiosa
Aunque este tipo de proyecto ha sido el primero en esta región y
por ello un tanto experimental, ya se ha obtenido más información
sobre las que una vez fueron grandes poblaciones de ballenas de la
que se obtendrá de la caza japonesa. Durante los próximos meses 50
ballenas jorobadas morirán en la Antártida en nombre de una
investigación científica que nos dirá poco más de lo que ya
sabemos.
De hecho, el programa letal japonés a penas estudia los temas de
investigación recomendados por la CBI con respecto a las ballenas
jorobadas del Hemisferio Sur. En otras palabras, las
recomendaciones científicas del organismo que gestiona la caza de
ballenas se ignoran y aún así Japón declara que su estudio es
beneficioso.
El Gran Viaje de las Ballenas continúa
Es posible que alguno de los dispositivos de rastreo vuelva a
entrar en funcionamiento y todas nuestras ballenas están en una
base de datos visual disponible para todos los investigadores del
mundo. A partir del 19 de noviembre puedes asegurarte que todas las
ballenas tengan un nombre votando a los que han propuesto los
Defensores de Ballenas del mundo.
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