Comunicado de prensa - enero 23, 2007
La reclamación del Gobierno de Islandia sobre la sostenibilidad de la caza de ballenas ha sido desmontada después de que activistas de Greenpeace descubrieran cerca de 200 toneladas de carne y grasa del amenazado rorcual común almacenadas en cámaras frigoríficas a la espera de ser testadas por contaminación química.
Ballena cazada en Havlfjorour, Islandia.
Además, 179 toneladas de huesos y entrañas han sido tirados a un
vertedero.
Islandia trata de exportar la carne y grasa de rorcual común a
Japón a pesar de las denuncias de los balleneros que las
capturaron, de que una parte no es apta para el consumo humano.
Al mismo tiempo la flota de caza de ballenas del Gobierno
japonés se dispone a cazar más de 10 rorcuales comunes y 935
rorcuales aliblancos en el Santuario Ballenero Antártico, a pesar
de no haber vendido más de 4.400 toneladas de carne procedente de
cazas anteriores que permanece almacenada en congeladores en
Japón.
"Islandia asegura que su caza comercial es sostenible, pero
¿cómo pueden justificarlo si están cazando especies amenazadas a
pesar de que no existe demanda para su carne en Islandia y en Japón
tienen grandes reservas del año pasado?"- ha declarado María José
Caballero, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace.-
"Ambos, Islandia y Japón continúan cazando en contra de la
oposición nacional e internacional, aún cuando no hay justificación
científica, económica o ambiental para hacerlo".
Greenpeace ha lanzado la acción más grande de adhesión mundial,
invitando a decenas de miles de personas para luchar contra la caza
de ballenas en sus páginas web (En España http://whales.greenpeace.org/es).
La primera demanda de este equipo fue que los países contrarios a
la caza de ballenas se reunieran para reformar la CBI y rechazaran
asistir a la reunión del próximo mes en Tokio, organizada por el
Gobierno japonés.
"Una reciente encuesta de opinión realizada por el Nippon
Research Centre (Centro de Investigación Nippon), desvela que el
69% de los japoneses se oponen a la caza de ballenas en alta mar,
incluido el Santuario Ballenero Antártico. No es una sorpresa que
existan gigantescas reservas de carne de ballena, ya que la misma
encuesta revela que el 95% de la población japonesa nunca o casi
nunca ha probado la carne de ballena. Es el momento de que los
gobiernos se comprometan con las ballenas y no con una obsoleta
industria ballenera que cada día tiene menos objetivos", añadió
Caballero.
El próximo jueves el barco Esperanza de Greenpeace navegará por
el Santuario Ballenero Antártico, con el objetivo de interponerse
entre los arpones y las ballenas, y así detener su matanza.