Comunicado de prensa - mayo 19, 2005
Greenpeace denuncia la responsabilidad española con el problema de la destrucción de la Amazonia tras los nuevos datos de deforestación hechos públicos por el gobierno de Brasil. La deforestación en el Amazonas entre agosto de 2003 y agosto de 2004 alcanzó los 26.130 km2, superficie equivalentes a la destrucción de seis campos de fútbol por minuto.
Vista aérea del río Cuniua, Amazonia, Brasil
El mercado español es cómplice de esta situación. Según datos
oficiales, Brasil es, después de Argentina, el segundo país
exportador de soja al Estado Español, con 1,8 millones de toneladas
importadas en el año 2002. Para el caso de la madera, Brasil es
también el segundo proveedor de madera aserrada tropical de la
industria de la madera y muebles española. En el año 2003, 129.000
metros cúbicos, la mayoría procedentes del estado amazónico de
Pará, fueron desembarcados en los puertos españoles. Según las
estimaciones oficiales del IBAMA brasileño, el 80% de esa madera
procedía de talas ilegales.
"Resulta paradójico que más del 70% de la deforestación ha
tenido lugar entre mayo y julio de 2004, cuando ya estaba en marcha
en Brasil el Plan de Acción para Reducir la Deforestación
presentado en marzo de 2004".- afirmó Miguel Ángel Soto,
responsable de la Campaña de Bosques de Greenpeace- "Queda claro
que aunque el Gobierno brasileño ha tomado medidas positivas, como
la creación de áreas protegidas y la demarcación de tierras
indígenas, Lula ha fallado claramente en la aplicación del plan ya
que la la media anual de deforestación durante los tres últimos
años ha sido superior a los 23.000 km2".
En el mismo periodo de tiempo el Gobierno de Lula ha aplaudido
la rápida expansión de la producción de grano y el liderazgo
mundial de Brasil en la exportación de carne. Así Antonio Palocci,
ministro de Hacienda, declaró: "El mercado agrario es el mejor
negocio de Brasil (1)". Así casi la mitad de la deforestación, el
48%, tuvo lugar en el estado de Mato Grosso, gobernado por el mayor
productor particular de soja del mundo, Blairo Maggi. De los 12.576
km2 de bosque perdidos en este estado, 4,176 km2 fueron autorizados
por el Gobierno. El resto fueron talas ilegales.
Maggi no esconde su opinión sobre la deforestación y en una
entrevista para el New York Times en septiembre de 2003 afirmó: "Un
aumento de la deforestación en un 40% no significa nada y no siento
la más mínima culpabilidad por lo que estamos haciendo aquí". (se
refería al porcentaje de deforestación en el Amazonas del año
anterior) (2).
"La conversión en terrenos de cultivo y la tala ilegal son
culpables fundamentales de la deforestación", ha denunciado Soto.
"La administración de Lula se enfrenta a una contradicción
fundamental: combatir la deforestación en el Amazonas o promover la
expansión de los cultivos a costa de la selva para pagar su deuda
externa. Para que haya un cambio real sobre el terreno es necesario
que el gobierno restrinja las plantaciones de soja sólo a zonas ya
deforestadas, que combata las talas ilegales y que aplique, de
manera efectiva, su propio Plan anti-deforestación", añadió Miguel
Ángel Soto.
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