La DMA es la ley europea que rige la política desde el 2004 y
tendrá que cumplirse en su totalidad antes del 2015. Esta Directiva
trata de recuperar la calidad de las aguas continentales
abandonando la política de infraestructuras hidráulicas, que se ha
demostrado ineficaz y obsoleta, y adoptando una visión
ambientalista del medio hídrico que permita su adecuada
protección.
Los principales problemas de la cuenca son:
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La contaminación que sufren los ríos. La causa fundamental es el
vertido de aguas residuales urbanas e industriales. Sólo en
Albacete, el 50% de sus municipios no da tratamiento alguno a sus
aguas, transformando la parte baja de los ríos Segura y Guadalentín
en colectores de aguas fecales de forma que ni siquiera es agua
apta para el riego.
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La contaminación de sus acuíferos. Las malas prácticas agrícolas
han provocado que buena parte de las aguas subterráneas estén
contaminados por nitratos (con niveles superiores a los 50mg/l) y
pesticidas (los más afectados son los de Cartagena y Águilas, con
niveles de nitratos por encima de los 100 mg/l).
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La excesiva demanda de agua. Los responsables son la agricultura
(primero la extensión de regadíos y luego la proliferación de
invernaderos) y el sector turístico (campos de golf, complejos
hoteleros y urbanizaciones). La detracción de caudales es tan
elevada que sólo llega al mar el 4% del caudal natural que debería
circular por los cauces. Por tanto, ni siquiera cumple el mínimo
legal de caudal ecológico (10%). Además, la sobreexplotación(1) y
salinización(2) de sus acuíferos está generalizada, lo que ha
provocado la desaparición de manantiales y de agua en algunos
tramos de ríos (se está extrayendo del subsuelo más del 80% de lo
que se recarga de forma natural).
Si la Confederación no pone los medios necesarios para paliar
esta grave situación y conservar su medio hídrico, la Cuenca del
Segura no sólo continuará sufriendo problemas de disponibilidad de
agua, sino que estos problemas se agudizarán por los elevados
índices de contaminación y la creciente demanda. Todo ello incide
en que el Segura sea una de las cuencas con mayor índice de
desertificación de la Península Ibérica.
"La lucha contra la contaminación no sólo permitiría aumentar
más la disponibilidad de recursos hídricos que la construcción de
desaladoras, embalses y trasvases, sino que es la única forma de
asegurar agua para las futuras generaciones. Es urgente que la
Junta de Andalucía frene la demanda, controle las extracciones
ilegales y erradique los vertidos que ponen en peligro la salud
pública y el medio ambiente", ha declarado Juan López de Uralde,
director ejecutivo de Greenpeace.
"Los Gobiernos murciano y castellanomanchego tienen que dejar de
incumplir la ley y acometer el saneamiento integral de todas las
aguas residuales. Si se siguen postergando estas medidas la cuenca
no cumplirá los objetivos de la DMA", ha declarado Julio Barea,
responsable de la campaña de aguas de Greenpeace.
Éstas son algunas de las conclusiones que Greenpeace ha extraído
sobre la Cuenca Hidrográfica del Segura en su informe "Agua: la
calidad de las aguas en España. Un estudio por cuencas", el primero
que analiza la totalidad de las aguas continentales españolas
(ríos, acuíferos, lagos, humedales, estuarios, rías...).
Greenpeace ha realizado esta investigación para conocer el
estado de las aguas continentales en un momento crucial: la entrada
en vigor de la DMA. El estudio se centra en la calidad de los
recursos hídricos, que será en el futuro la que marcará la
disponibilidad del agua en todo el Estado. El término calidad
incluye la contaminación (grado de toxicidad de los diferentes
vertidos), el estado ecológico de las aguas superficiales (la buena
salud del ecosistema y su capacidad de regeneración) y el estado
químio de las subterráneas.
La principal conclusión del informe afirma que en el Estado
español sólo el 11% de las aguas superficiales y el 16% de las
subterráneas están en este momento en condiciones de cumplir en
2015 los objetivos que marca la DMA. Es decir, sólo el 11% de las
aguas superficiales tiene calidad suficiente para mantener su poder
de autodepuración y los ecosistemas que dependen de ella. Y en el
caso de las subterráneas, sólo el 16% mantiene las cualidades
químicas suficientes para que se puedan utilizar en abastecimiento
y riego.
(1) La sobreexplotación consiste en extraer más agua de la que
entra en el acuífero. Esto provoca que se sequen ríos, manantiales
y pozos que se alimentan de ellos.
(2) Cuando se saliniza un acuífero deja de ser útil para
cualquier uso (consumo, riego o industrial). Su recuperación a
corto plazo es imposible, y sólo se consigue dejando de extraer
agua del acuífero durante largos periodos de tiempo.
(3) Los humedales juegan un papel esencial en el ciclo
hidrológico, por ejemplo, en el almacenamiento de recursos hídricos
o en la recarga de acuíferos.