Comunicado de prensa - julio 23, 2009
Mientras una ola de incendios forestales recorre España, Greenpeace alerta que este tipo de fuegos de gran magnitud -aquellos que superan las 500 hectáreas- se van a convertir en algo habitual en nuestro país, ya que las condiciones climáticas hacen casi imposible la labor de los equipos de extinción.
Incendio Tenerife. Julio 2007
Según los últimos datos de la organización, el perfil de los
incendios está variando y si bien las mejoras producidas en las
labores de extinción hacen que haya disminuido la extensión
quemada, las hectáreas que son pasto de los fuegos de gran
intensidad suponen hasta dos terceras partes del total.
A pesar de que tanto en 2007 como 2008 se redujo la superficie
quemada -en gran medida debido a que las condiciones climáticas
fueron poco favorables para el fuego- desde principios de los años
90 se puede apreciar la presencia de este tipo de incendio que
arrasa grandes superficies de terreno, cuya virulencia y poder
destructivo es muy alto debido a la intensidad del fuego, su
comportamiento externo y la imposibilidad de acabar con ellos con
los medios actualmente disponibles.
Numerosos estudios apuntan a que este cambio de tendencia en el
perfil de los incendios está relacionado con el calentamiento
global y la alteración del régimen de precipitaciones, por lo que
es de esperar que si no cambian las condiciones climáticas este
tipo de incendios se convierta en algo más habitual en las
estaciones secas.
"Ante un escenario como éste, es necesario que los poderes
públicos tomen cartas en el asunto y dediquen mayores esfuerzos a
la prevención de incendios, que va desde la mejor gestión de las
masas forestales hasta la adopción de medidas para frenar el cambio
climático", ha declarado Juan López de Uralde, director de
Greenpeace.