Hace poco me enteré de que soy de la generación xenial, que he convivido con lo analógico y he aprendido a vivir con lo digital. También he convivido con el retorno de botellas de cristal, con la fruta a granel, la carne y el embutido envuelto solo en un papel, la barra de pan con un papel y los bocatas en bolsitas de tela o en servilletas.
Pero también he visto el cambio, donde el granel es difícil de encontrar. He visto aparecer las bandejas que envuelven la carne y el pescado, he visto como el jamón serrano o el queso venían separados por plásticos, como las bolsas de magdalenas llevan cada magdalena envuelta en plástico. He visto como el río Segura pasaba de ser un río más o menos limpio a ir cargado de plásticos y otros tipo de contaminación.
Por eso, el día que sacamos el post contando que estábamos en Palma me emocioné leyendo los pasos que cada uno de vosotros y vosotras estáis dispuestos a dar para luchar contra la contaminación por plásticos que invade los océanos.
El 8 de junio, Día Mundial de los Océanos, lanzamos la campaña “Menos plásticos, más Mediterráneo”. Con ella hemos empezado a recorrer a bordo del Rainbow Warrior el mar Mediterráneo. Hoy acabamos nuestro tour en Barcelona, pero el barco sigue, y visitará Italia, Croacia, Grecia y Bulgaria. Con este tour denunciamos que en el mar Mediterráneo la densidad media de plásticos es altísima: encontramos un fragmento de plástico por cada 4 m². Este mar está tan contaminado como las conocidas “islas o sopas de plástico del Pacífico”.
Durante estas dos semanas hemos visitado Valencia, Palma y Barcelona porque son las regiones que están liderando la batalla de los plásticos y están queriendo implantar un sistema de devolución y retorno de envases, lo que implica que habrá una mejor gestión de los residuos y así estos no acabarán en el mar. Hemos hablado con políticos y políticas en todas las paradas y nos han mostrado su compromiso. No dejaremos que lo olviden. Hemos realizado un cuadro en el mar, en el que hemos hecho emerger a todos los pequeños plásticos que hay en el Mediterráneo y tomar la forma que tuvieron es su origen. Hemos hecho visible lo invisible. No vemos los plásticos, pero están ahí y hay que actuar.
Por eso, también en los tránsitos de navegación hemos muestreado y analizado, con la colaboración de un científico del CSIC, todo lo que hay en agua que no somos capaces de ver a simple vista, y nos hemos encontrado que incluso las zonas donde la riqueza biológica es tan grande que las ballenas y los delfines han vuelto a aparecer están llenitas de plásticos.
A bordo del barco en las jornadas de puertas abiertas hemos recibido a más de 3.000 personas que han visto el barco y nos han contado cosas. Nos llevamos recuerdos como un niño que va a lavar las pajitas de la leche para usar la misma toda su vida :) , o quien sale comprometido con no volver a usar bolsas de plástico y desempolvar la cesta de la compra. Al final, juntas hemos cantado junto a Anni B y Noni, de Lori Meyers, canciones para luchar contra la contaminación por plásticos.
Y miro a mi alrededor y pienso en cómo seguir con generaciones que han nacido en una época de botones, de tecnología y de plásticos. Cómo conseguir que no hereden un mar contaminado y cómo animarles a que nos ayuden a conseguirlo. Sin estas generaciones que han nacido no sólo en lo digital, sino en lo plástico, estamos perdidas. Necesitamos que cambien, que vuelvan al retorno de envases, a la bolsa de tela, al vaso de cristal, a la botella de metal… Necesitamos un cambio para tener los océanos libres de plásticos.