Con las velas desplegadas el Rainbow Warrior ha entrado en Palma de Mallorca, llevando el lema “Menos plástico, más Mediterráneo” a las Islas Baleares.
Y es que este entorno de costa tan privilegiado no se libra tampoco de la invasión de los plásticos. Especialmente de esos trocitos pequeños, que se llaman microplásticos, y que aunque parecen inofensivos causan un gran daño al medio marino. Precisamente por ser tan pequeños pueden afectar a especies de todo tamaño, desde ballenas hasta el diminuto plancton, e ir acumulándose en la cadena alimentaria, quizás hasta nuestro plato.
Y para barrer un poco para casa, entre el 21-54% de las piezas de microplásticos en el mundo se encuentra en el Mediterráneo. ¿Y qué podemos hacer para detener esta invasión plástica? Pues es de sentido común, producir menos plástico.
Casi el 40% del plástico que se produce, se usa para envases, en su mayoría de un solo uso. Unos minutos (o segundos) en tu mano y cientos de años en el medio ambiente. No tiene sentido.
Pero nos dicen que el plástico es imprescindible, que es más higiénico, que es más cómodo.
Foto: Cartel del festival, Biennial of Poster Bolivia BICeBé elaborado por Jorge Gamboa
¿Es cierto? Vamos a pensar en algunos de los envases de plástico “necesarios”:
1. Bandejas o bolsas de fruta: unos plátanos envueltos en una bandeja cubierta de plástico o en una bolsa de plástico. ¿Es esto más higiénico? ¿No será la cáscara de la propia fruta el mejor conservante y aislante? Recordemos que no van al vacío, así que la fruta no se libra de la humedad y demás que quede en la bolsa/bandeja.
2. Magdalenas o similares en bolsas individuales: cada magdalena, croissant, galleta o similar envuelto en una bolsa de plástico y a su vez todo metido en una gran bolsa de plástico. Y si hay oferta, te hacen un pack de dos, adivina… sí, ¡con más plástico!
3. Envoltorios finos de plástico para cualquier tontería: por ejemplo, el otro día vi en una tienda un peine que estaba dentro de una bolsa de plástico fina, cuya única función era tener un agujero para colgarla en el expositor. Un agujero en el propio peine habría bastado, se me ocurre. O ni siquiera colgarlos y tenerlos en estante.
4. Bolsitas de farmacia: esas diminutas e inútiles bolsitas que te dan en las farmacias para cualquier compra, aunque sea una cajita de pastillas. Y que evidentemente la cajita te cabría en el bolso, bolsillo o incluso en la mano (que tampoco pasa nada).
5. Podría seguir con mini envases individuales, con cubiertos de plástico envueltos en plástico dentro de una ensalada envasada en plástico…
Que bajo un “mejor servicio al cliente” no hacen sino inundar nuestros hogares y el medio ambiente de objetos de plástico totalmente prescindibles.
¿Cuál es tu envase ridículo?
Ayúdanos a detener la invasión de plástico.