El mundo de la pesca tiene una lado oscuro. Hace unas semanas compartimos los escalofriantes testimonios de antiguos pescadores que relataban las deplorables condiciones laborales que han vivido a bordo de barcos pesqueros.
Lamentablemente, está más extendido de lo que podría parecer y no se limita a pequeñas empresas o algunos barcos sueltos. Thai Union, el mayor productor mundial de atún en lata está en el punto de mira sospechoso de vulnerar los derechos de sus trabajadores y usar técnicas de pesca muy dañinas para el medio marino. Varios medios internacionales han publicado artículos e investigaciones que relacionan a la empresa tailandesa con abusos laborales y vulneración de los derechos humanos. Para pescar el atún emplean técnicas como la pesca de cerco con FAD o el palangre industrial, que resultan en capturas accidentales de juveniles de atún, tiburones, aves marinas o tortugas.
Thai Union produce el 20% de los productos mundiales de atún que se pueden encontrar a la venta no solo en el mercado asiático. Llegan a EE.UU, Reino Unido, Francia e Italia a través de marcas de estos países que directamente pertenecen al grupo empresarial o que se proveen de su atún. Día tras día, miles de consumidores en el mundo se llevan las latas de las estanterías sin saber que no solo es atún lo que están comprando. En esa lata hay una historia de sobrepesca, de secretismo, de descarte de especies marinas y de unos estándares de responsabilidad social muy pobres.
En Greenpeace trabajamos por una pesca sostenible no solo a nivel ambiental sino también social ya que ambos conceptos están ligados. La sobreexplotación pesquera supone una presión adicional sobre las comunidades costeras que pierden acceso al recurso y además los barcos de pesca tienen que ir más lejos para conseguir el pescado. La codicia detrás de algunas de estas empresas favorece que se pesque más de lo que sería recomendable. Los barcos pesqueros van transbordando sus capturas para no tener que volver a puerto y pasan así largos periodos en el mar, pudiendo ocultar unas condiciones laborables horribles y desesperadas para sus trabajadores.
Las flotas atuneras tienen que estar bien reguladas y controladas, todas por igual, independientemente de dónde pesquen o qué bandera lleven. Por ese motivo hemos lanzado una campaña internacional para demandarle a Thai Union que tome medidas en sus operaciones en el mar, que limpie su expediente y apueste por la sostenibilidad.
Aunque el atún de Thai Union no parece llegar por ahora a España, ese no es motivo para no preocuparnos. Igual que llega a otros mercados europeos podrían empezar a venderse aquí. La industria del atún es global y muchas empresas atuneras pertenecen a grupos empresariales internacionales que están en continuo crecimiento y buscando adquirir nuevas marcas para sumar a su conglomerado.
Debemos demandarle a las empresas de atún que tengan sólidas políticas de compra con claros compromisos para luchar contra la pesca ilegal y apostar por la pesca sostenible, y una trazabilidad total desde el barco y el método de pesca hasta la lata.
En nuestra segunda edición del ranking de atún de Greenpeace España hemos vuelto a analizar a 14 marcas, bajo siete criterios. Se han dado pasos muy positivos y vamos en la dirección correcta. La trazabilidad y la lucha contra la pesca ilegal son los puntos fuertes de la mayoría de las marcas, aunque aún queda camino por hacer para mejorar la sostenibilidad y la transparencia hacia el consumidor.
Mientras otras marcas europeas importantes como John West (Reino Unido), Petit Navire (Francia) o Mareblu (Italia) tienen ahora que asegurar que su atún no está relacionado con las prácticas de las que es sospechosa Thai Union, las marcas españolas tienen la oportunidad de tomar el liderazgo y ser el claro ejemplo de sostenibilidad y transparencia.
¿Qué puedes hacer tú?
- ¡Pídeselo! Firma nuestra petición para que las marcas se comprometan con el atún sostenible y la transparencia en la información.
- Pide a Calvo, Eroski y Carrefour, tres de las marcas que han empeorado en el ranking, que cambien su política.