Las protestas de los mineros por los recortes de las ayudas a la minería del carbón siguen y se prevé que lleguen a Madrid a mediados de la semana que viene en forma de  “marcha negra”.

El sector se queja de que las ayudas son, en 2012, un 63% inferiores al año anterior. El empresario minero no admite que los Presupuestos Generales del Estado sólo contemplen 193 millones de euros para las empresas del sector, a los que se añaden los 322 millones a costes sociales y los 141 millones para la reactivación económica de las cuencas mineras y ya ha propuesto al Gobierno aumentar la primera partida a cargo de reducir el importe que debe destinarse a infraestructuras o a la reconversión del sector. Un proceso, el de reconversión, que debe acometerse cuanto antes teniendo en cuenta que en 2018 van a terminar, por imperativo europeo, las ayudas y con ellas la actividad en muchas de las explotaciones mineras.

Al margen del imperativo climático en el que se basa la normativa europea, el negocio de la minería en España está dejando de ser rentable y su declive en veinte años ha sido radical, de las 234 empresas mineras y 42.806 trabajadores en 1990 hemos pasado a 15 empresas y unos 4.000 trabajadores en la actualidad y está claro que la cosa no va a remontar. Sabiendo que la mayoría de explotaciones están condenadas al cierre cuando terminen las ayudas, parecería lógico pensar que sindicatos y alcaldes insisten ante el Gobierno en la necesidad de centrar esfuerzos en reconvertir el sector. Pero no puedo por más que dudarlo cuando veo que el empresario pide al Gobierno que le entregue parte de los fondos para la reactivación económica de las cuencas y sindicatos y alcaldes, que defienden los intereses del trabajador y de los pueblos, no se desmarcaran públicamente de esta posición.

Abandonar la extracción y quema de carbón es indispensable en el contexto de cambio climático acuciante en el que vivimos, igual que lo es el abandono progresivo del resto de combustibles fósiles y pedir sucesivas prórrogas de las ayudas operativas como vienen haciendo los empresarios mineros no es la solución. Impactos en el turismo o la agricultura, proliferación de incendios como el de Valencia o la ola de calor que acompaña al minero en su marcha negra nos recuerdan lo urgente que es actuar.

Sin embargo, cuando la marcha llegue al Ministerio de Industria se va a encontrar con otra protesta, la del sector de las renovables, que pudiendo ser clave en la recuperación económica y reducir drásticamente nuestras emisiones está también en crisis y protestando por su situación. Hoy mismo habrá una concentración en apoyo del alcalde de Alburquerque, acampado frente al ministerio y en huelga de hambre porque la moratoria renovable ha dado al traste con varios proyectos de renovables en Extremadura, poniendo en cuestión el futuro de la región.

No cabe duda de que algo se está haciendo muy mal en España y la Comisión Europea nos ha vuelto a llamar la atención por una política de parches y de “guiños” a las grandes eléctricas, sin estratégia ni visión de futuro para avanzar hacia un 100% renovables que a nivel climático y económico es el único sistema energético que en 2050 nos podremos permitir.

Desde Greenpeace hemos propuesto las medidas en las que debería basarse la reforma del sector eléctrico que está a punto de acometer el Gobierno y también tendemos la mano para colaborar en el conflicto del carbón. Ponemos a disposición nuestros escenarios de potencial renovable en las diferentes regiones de España y toda la energía para avanzar hacia este futuro verde en el que España, productora de tecnología renovable, tiene tanto que aportar. Pero nos negamos a seguir poniendo parches y a secundar un pacto de silencio sobre las barbaridades que se han hecho con parte de los 23.000 millones de euros destinados hasta ahora a la reconversión.

Sería de agradecer que sindicatos, alcaldes y gobiernos regionales hicieran lo mismo y que los mineros se dieran cuenta que los que no vayan por esta línea les están haciendo un flaco favor.

Por Aida Vila (@Aidavilar), responsable de la campaña Cambio climático y Energía de Greenpeace España

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