Hoy Greenpeace, en el vertedero de Nerva (Huelva), está pidiendo a la Junta de Andalucía que deje de pasar de puntillas. Activistas de Greenpeace han puesto una señal de peligro gigante en el vertedero de Nerva para indicar que esta instalación de Befesa ha sido el destino de miles de toneladas de “residuos ilegales”. Un caso por el que la Junta de Andalucía pasa de puntillas.

Nos han acostumbrado a escuchar historias de empresas que han hecho del incumplimiento de la normativa su modus operandi. Tristemente, parece que en España y en Italia nos hemos acostumbrado un poco más, y a cada nuevo caso una no puede dejar de preguntarse ¿cómo ha tardado tanto en salir a la luz?, ¿cómo pueden las empresas funcionar al margen de la ley como si tuviesen la seguridad de que nada les va a pasar?

Las empresas incumplen y se salen con la suya porque las administraciones permiten y miran a otro lado o pasan de puntillas por los casos para evitar que revienten. Y al hacerlo están abandonando una responsabilidad básica para lo que les eligieron y por la que están donde están, priorizar el beneficio público y no el privado, y si se trata de salud y medio ambiente, más.

En Italia ya investigan un caso de soborno de una empresa Daneco Impianti a un comisionado del Ministerio de Medio Ambiente de ese país. Éste, hacía la vista gorda ante un sencillo método de la empresa para “facilitar” la gestión de unos residuos peligrosos de unas labores de descontaminación. Vamos, que con un cambio en el código de residuos que indica que tratamiento hay que aplicarles y sobre el que el cargo público prefirió pasar de puntillas, los residuos se convertían en menos peligrosos y más baratos de tratar. Así el beneficio de la empresa se incrementaba sustancialmente. Las puntillas a veces no son suficientes.

 

Y, desde Italia, en una antigua zona industrial contaminada en Pioltello-Rodano, cerca de Milán, los residuos viajaron y llegaron a nuevos destinos para ser tratados. Una parte de estos residuos, 25.000 toneladas de los peligrosos, llegaron al puerto de Sevilla y de ahí cientos de camiones los transportaron hasta el vertedero de Befesa en Nerva (Huelva). Allí, según contrato, debían ser depositadas en vertedero tras haber recibido un tratamiento previo para inertizarlas. El 1 de marzo, Greenpeace pudo documentar cómo parte de esos residuos eran depositados en el vertedero, sí, pero sin haber recibido ningún tratamiento anterior. Se lo contamos y explicamos a la Junta de Andalucía y... ¿Y? Nada serio.

Que una administración pública responsable pase de puntillas por un caso tan irregular como este no significa nada bueno. Están abandonando su responsabilidad de velar por el cumplimiento de la ley, como poco. Y también, de paso, facilitan el trabajo de las empresas que no quieren respetar las normas del juego. Hoy lo volvemos a pedir, no nos lo nieguen.

Sara del Río (@saradrio), responsable de la campaña de Contaminación de Greenpeace

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