Comunicado de prensa - junio 28, 2014
Esta tarde activistas de Greenpeace han simulado un vertido de petróleo en la tinerfeña playa de las Teresitas para alertar de la peligrosidad de las prospecciones petrolíferas en el mar y mostrar lo que podría ser una realidad si no se impide que se produzcan.
Los activistas, que portaban pancartas con el mensaje "Prospecciones NO", han colocado tres torres de más de tres metros de altura en la orilla de la playa para escenificar la presencia de las plataformas que la multinacional Repsol quiere instalar en aguas de Canarias. Asimismo, han desplegado una tela negra de más de 300 metros cuadrados que emulaba el petróleo en la orilla.
Esta actividad de Greenpeace se enmarca dentro de un día de acción estatal en el que han participado decenas de colectivos y cientos de personas de toda España para pedir que se cancelen todos los proyectos de prospecciones en actualmente hay en marcha en diferentes partes del litoral español.
Como Greenpeace y muchas otras organizaciones han demostrado en numerosas ocasiones, las prospecciones petrolíferas suponen un riesgo innecesario para el litoral y el medio marino, además de perpetuar un modelo energético basado en las energías fósiles. Como ejemplo, Repsol asegura que las reservas de petróleo en aguas canarias servirían para abastecer el 10% la demanda española, aunque esa cantidad es fácilmente sustituible con medidas de ahorro y eficiencia energética y sin poner en peligro a la población y al medio ambiente.
La oposición a las prospecciones en Canarias y el resto de España ha permitido que incluso Gobiernos como el Balear, del mismo signo político el partido del Gobierno, hayan manifestado su rechazo frontal a los sondeos petrolíferos porque afectarían directamente a la principal industria de las islas Canarias y Baleares, como es el turismo. Además, un posible vertido podría tener consecuencias incalculables en regiones como la canaria, cuya agua potable procede en buena medida del mar.
Greenpeace exige el fin de las prospecciones petrolíferas no solo en el territorio español, sino en lugares más remotos como el Ártico, donde un vertido tendría unas consecuencias aún más dramáticas debido a la lejanía y dureza de las condiciones climáticas de la zona. El Ártico es uno de los lugares más vulnerables e importantes para mantener el equilibrio del planeta por lo que la organización ecologista exige su protección global.