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La sentencia del Prestige concede a España impunidad con los delitos medioambientales

Greenpeace considera que la sentencia es una carta blanca a la industria petrolera para poner en riesgo el medio ambiente y a los ciudadanos

Comunicado de prensa - noviembre 13, 2013
Tras conocer la sentencia del juicio del Prestige en la que se absuelve a todos los acusados de los cargos penales, tanto al ex director general de la Marina Mercante, José Luis López Sors, como al capitán del barco, Apostolos Mangouras, y al jefe de máquinas, Nikolaos Argyropoulos, ambos de nacionalidad griega, Greenpeace considera que se pone aún más en riesgo el medio ambiente y con ello, a todos los ciudadanos.

 

La sentencia confirma que contaminar o generar un desastre ambiental en España no tiene consecuencias, algo que Greenpeace considera inaceptable.

"La sentencia demuestra que en España no estamos preparados para juzgar una catástrofe medioambiental ni para condenarla ni para defender el medio ambiente", ha declarado María José Caballero, directora de Campañas de Greenpeace.

Según Greenpeace, un análisis preliminar del fallo leído esta mañana demuestra que:

.- Esta sentencia no encuentra ningún culpable entre los acusados por la mayor catástrofe ambiental ocurrida en España, y ello supone que los verdaderos responsables no han sido juzgados.

.- Otro Prestige es posible porque no se puede exigir responsabilidades a las empresas implicadas ya que la legislación internacional las ampara, y tampoco se puede demostrar negligencia o dolo en los responsables políticos porque no se pueden juzgar las decisiones de estos, por lo tanto una nueva marea negra es posible.

.- El derecho penal no puede defender el medio ambiente por estar limitado en casos con daños de gran envergadura, se acumulan actuaciones previas de múltiples empresas y posibles fallos en mecanismos de control, se plantea la corrección y la previsión de protocolos de actuación administrativa en casos de extrema urgencia, se encuentran numerosos y contradictorios informes periciales para fijar tanto los daños producidos como la forma correcta de actuar por todos los sujetos implicados en la catástrofe y, finalmente, se ven pasar largos años antes de que puedan asentarse todas las circunstancias anteriores.

La organización ecologista insiste una vez más en que la decisión de alejar el buque fue uno de los mayores errores cometidos, la información ofrecida por las distintas administraciones a la población fue escasa, insuficiente y, en ocasiones, falsa. Y la insuficiente valoración de la dimensión medioambiental del siniestro fue la última de las tres causas principales de la negligente gestión del accidente del Prestige. A esto se suma que la industria petrolera aprovecha los recursos naturales pero no se hace cargo de su responsabilidad con las consecuencias derivadas de su actividad económica.

 

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