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Caravana solar de Greenpeace a su paso por Almeria
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Bombillas de bajo consumo
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La Caravana Solar en Sevilla
Utilizar el sol para generar energía eléctrica, limpia y renovable ya es una realidad en seis centros públicos de enseñanza de distintos lugares de España, gracias al proyecto "Solarízate", promovido por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) y por Greenpeace.
Campo Solar Termoeléctrica
Estas son las principales conclusiones del informe "Elegir
electricidad limpia", presentado hoy por Greenpeace. En el informe
se detalla qué fuentes de energía se pueden considerar aceptables
para producir electricidad limpia, qué criterios deberían exigir
los consumidores a las comercializadoras para materializar su
elección, las barreras que impiden elegir electricidad limpia aquí
y ahora, y las propuestas de Greenpeace para hacerlo posible,
basadas en una política de tarifas que permita la viabilidad de la
comercialización de electricidad y en un etiquetado eléctrico que
asegure una total transparencia.
"Si podemos elegir la composición y el origen de cualquier
producto que compramos, con la electricidad debería pasar lo mismo:
los consumidores tenemos derecho a elegir de dónde viene la
electricidad que compramos", ha declarado José Luis García Ortega,
responsable de proyectos de la campaña de energía de Greenpeace.
"Es precisamente el origen de la electricidad lo que determina su
impacto ambiental, y eligiendo electricidad procedente de fuentes
limpias podemos contribuir a evitar un cambio climático peligroso y
a abandonar la energía nuclear".
El informe define lo que Greenpeace considera electricidad
limpia, que es aquella procedente de fuentes renovables (solar,
eólica, minihidráulica, biomasa, geotérmica, olas) y sólo en la
medida en que éstas no estén disponibles, especifica otras fuentes
aceptables transitoriamente (biogás de residuos, gran hidráulica
existente, cogeneración con gas natural). Además se establecen
criterios ambientales para priorizar entre ellas. En todo caso,
para ser considerada electricidad limpia nunca puede proceder de
nuclear, carbón ni petróleo.
Según el informe, para que los consumidores puedan elegir
electricidad limpia las empresas comercializadoras deberían
contratar directamente con los productores, mediante "contratos
bilaterales físicos", la energía que demandan, asegurando de esta
forma que el flujo del dinero que pagan por la energía consumida va
sólo a los productores elegidos por el consumidor.
Greenpeace establece cuatro criterios imprescindibles para que
la oferta de electricidad limpia sea real:
a) que el origen de la electricidad sea limpio
exclusivamente;
b) que tenga un efecto ambiental positivo, asegurando que antes
de cinco años cada consumidor sea suministrado con centrales
nuevas;
c) que en todo momento la demanda de los consumidores esté
cubierta con generación limpia y;
d) que exista absoluta transparencia en cuanto al origen,
precios e impacto ambiental de la electricidad suministrada.
Además, otros seis criterios permitirían valorar unas ofertas
frente a otras, en caso de existir: que las garantías de origen
acompañen siempre a la electricidad, que el precio refleje los
verdaderos costes, que las empresas se dediquen exclusivamente a
suministrar energía limpia, que la electricidad limpia esté
disponible para todo el que lo solicite, que los consumidores
puedan participar en las decisiones sobre el destino de los
recursos obtenidos y que exista un compromiso con el ahorro y
eficiencia, ayudando a los clientes a consumir menos.
Sin embargo, actualmente en nuestro país no es posible elegir
electricidad limpia, debido a que los precios de la electricidad
que se aplican al consumidor (tarifa integral fijada por el
Gobierno) no se corresponde con los precios del mercado de la
energía, haciendo inviable toda actividad de comercialización. Esto
se agrava al permitir que en la práctica empresas pertenecientes a
los mismos grupos realicen actividades incompatibles, con lo que
las grandes eléctricas pueden ejercer una competencia desleal con
las independientes. En el caso de la electricidad limpia, además,
la inexistencia de una garantía de origen de toda la electricidad y
de un etiquetado eléctrico, dejan al consumidor en manos del
posible "engaño verde" de las eléctricas.
Para hacer posible la elección de electricidad limpia,
Greenpeace pide:
- Una tarifa que refleje los costes reales, permitiendo la
viabilidad de cualquier actividad de comercialización de
electricidad.
- Una política de precios favorable al medio ambiente,
promoviendo un uso más racional de la energía e internalizando los
costes ambientales de las energías sucias.
- Una separación completa de actividades entre las empresas (y
grupos de empresas) que vendan la electricidad (comercializadoras)
y las que la distribuyen y suministran a tarifa
(distribuidoras).
- Una garantía de origen de toda la electricidad, siempre unida
a la propia electricidad en toda transacción comercial.
- Un etiquetado eléctrico uniforme y fiable que todas las
comercializadoras deban incluir con sus facturas, informando del
origen e impacto ambiental de la electricidad que venden.
- Medidas para favorecer la participación de todos los
consumidores en el mercado eléctrico.