Comunicado de prensa - enero 16, 2008
Amigos de la Tierra, COAG, Ecologistas en Acción y Greenpeace, con la colaboración de Científicos por el Medio Ambiente (CIMA) e investigadores, han presentado la Declaración de personalidades y organizaciones de la sociedad civil sobre las aplicaciones de la biotecnología en la modificación genética de plantas, ante la amenaza que representan para la agricultura y la sostenibilidad. Democracia, precaución y medio ambiente.
Con un "NO" espectacular, de 60 metros de diámetro dibujado en un campo de maíz, Greenpeace dice NO a los transgénicos.
Amigos de la Tierra, COAG, Ecologistas en Acción y Greenpeace presentaron con un desayuno de prensa ecológico, la Declaración de la Sociedad Civil contra el uso de transgénicos en la agricultura y la alimentación
Este documento cuenta con el apoyo de una gran representación de
la sociedad, que incluye investigadores, docentes universitarios,
organizaciones profesionales agrarias, asociaciones ecologistas, de
consumidores, de productores de agricultura ecológica, ONG de
desarrollo y entidades privadas entre otras.
Frente a las promesas de la industria de los transgénicos, esta
Declaración denuncia los peligros e impactos de su introducción en
el medio ambiente y en nuestros platos. El amplio apoyo social
evidencia que los transgénicos son una cuestión que afecta al
conjunto de la sociedad. La clase científica es una parte
importante del debate y la sociedad en su conjunto es además quien
debe tomar las decisiones que afectan a la agricultura, la
alimentación, las aplicaciones de los transgénicos y el derecho a
producir y consumir en libertad.
Éste es un momento clave en el debate sobre los transgénicos.
Mientras Francia se suma a los países de la UE que prohíben el
cultivo de maíz transgénico, basándose en una serie de informes
científicos que alertan sobre los impactos ambientales sobre la
flora y la fauna y las incertidumbres sanitarias, España sigue
siendo el principal productor de maíz transgénico, con más de
75.000 hectáreas cultivadas en 2007.
Los elementos científicos que han originado la decisión del
Gobierno galo muestran una serie de consecuencias de los maíces
tipo Bt (entre ellos el que se cultiva en España, el MON 810) sobre
el medio ambiente y la salud, como la imposibilidad de evitar la
contaminación a otros agricultores, la generación de resistencias
en plagas y los efectos tóxicos sobre varios tipos de organismos
presentes en los ecosistemas, el cambio en la caracterización
molecular (el gen que se comercializa no es el que se aprobó en
1998, ha variado, y por lo tanto muchos efectos sobre el medio
ambiente se desconocen), los impactos sobre los polinizadores, la
toxicidad a largo plazo sobre seres humanos, la persistencia de las
toxinas producidas, etc.
Recientemente en Bruselas, el Comisario Europeo de Medio
Ambiente Stavros Dimas ha propuesto la prohibición de dos maíces
transgénicos por los riesgos que suponen para el medio ambiente,
basándose en las evidencias de los potenciales daños ambientales.
Ya durante la disputa comercial con Estados Unidos ante la
Organización Mundial del Comercio (OMC) sobre productos
transgénicos, la propia UE argumentó que los cultivos Bt no
deberían ser hoy por hoy cultivados por la falta de conocimientos
sobre sus impactos ambientales en el largo plazo.
Las organizaciones promotoras de esta Declaración esperan que
sirva para impulsar un debate fundamental como es el de la
introducción de los transgénicos, que el Gobierno tome nota de la
abrumadora oposición social frente a su imposición en la
agricultura y la alimentación y que el Ministerio de Agricultura
reconsidere su apuesta transgénica y oriente la agricultura
española hacia soluciones ambiental y socialmente sostenibles.