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Los 109 Gobiernos presentes en Dublín aprueban por consenso el texto del Tratado Internacional que prohíbe las bombas de racimo

Los últimos movimientos realizados por Alemania y Japón demuestran que el proceso de prohibición será rápido e imparable

Comunicado de prensa - mayo 30, 2008
Los 109 Gobiernos que asisten en Dublín a la Conferencia Diplomática sobre bombas de racimo han aprobado por consenso el texto del Tratado en la sesión plenaria final. Este amplísimo apoyo, el máximo que se podía lograr y el mejor de los escenarios posibles para el fin de la Conferencia, demuestra el inmenso respaldo de la comunidad internacional a la estigmatización de las bombas de racimo. Entre esos 109 países están la mayoría de los latinoamericanos, africanos y asiáticos, muchos miembros de la OTAN, y el Reino Unido, Alemania, Francia, Holanda, Dinamarca, Italia, Bélgica y España.

España es uno de los países que posee y produce bombas de racimo. Varias empresas de nuestro país las fabrican, aunque la falta de transparencia en el comercio español de armamento hace imposible saber a dónde las venden.

Desde hoy ya puede afirmarse que es muy difícil o imposible que este tipo de arma vuelva a utilizarse: los países que apoyan el Tratado y lo firmen, porque éste se lo prohíbe; y los que queden fuera, por la condena moral que acarrearía. Este Tratado es, por tanto, uno de los pasos más importantes que ha dado en muchos años la comunidad internacional en materia de desarme y de protección de los civiles durante los conflictos armados.

El texto aprobado supera todas las expectativas de la sociedad civil. Es un texto sin excepciones, que prohíbe todos los tipos de bombas de racimo. No tendrá retrasos pues, a pesar de los intentos de varios países de retener durante un tiempo sus arsenales, no se han aceptado periodos de transición. El Tratado se abrirá a la firma de los Estados en Oslo, los días 2 y 3 de diciembre, y entrará en vigor en cuanto 30 países lo hayan firmado y ratificado. Esto puede suceder muy pronto si se tiene en cuenta el inmenso respaldo que hoy ha recibido.

Una idea de la magnitud del Tratado es que todas las bombas de racimo que se han usado en Vietnam, Laos o Camboya; Kosovo, Afganistán, Irak o Líbano, quedarán prohibidas, al igual que todas las demás. Otro punto fuerte del Tratado es el elevado nivel de detalle con que se definen los apartados de cooperación internacional y de asistencia a las víctimas. Estos eran los puntos débiles del Tratado de Ottawa y ahora han quedado resueltos, lo que sienta un precedente importante de cara a otros futuros tratados sobre armas convencionales.

Greenpeace y la CMC Barcelona (Comisión Catalana de Ayuda al Refugiado, Fundació per la Pau, Justicia i Pau y Moviment per la Pau) han expresado su satisfacción. Tanto estas organizaciones como las más de 200 presentes en Dublín, agrupadas en la Coalición contra las Bombas de Racimo (CMC) creen que el proceso de prohibición de las bombas de racimo y de destrucción de este tipo de arma será rápido e imparable. El Reino Unido abrió el camino el miércoles, al anunciar la destrucción unilateral de arsenales. Alemania anunció ayer que comienza también de inmediato a destruirlos. Y Japón, que en Dublín mostró en todo momento sus reticencias, ha anunciado a última hora que apoya el Tratado.

El jefe de la delegación española ha intervenido en la sesión plenaria para expresar el respaldo del Gobierno español al texto, felicitar al presidente de la Conferencia por sus trabajos, e instar a los países presentes pero que todavía no han firmado los 5 Protocolos de la Convención de Armas Convencionales a que lo hagan cuanto antes. Esto iría en sintonía con el espíritu vivido estas dos semanas, que significa un refuerzo claro para el Derecho Internacional Humanitario.

Las organizaciones españolas presentes en Dublín han felicitado al Gobierno español. Y lo han instado a estar presente en Oslo en diciembre y ser unos de los 30 primeros países que son necesarios para que el Tratado entre en vigor. Esto demostraría de forma clara su compromiso con la paz. Otra medida positiva sería que adoptase, igual que Alemania y Japón, medidas unilaterales incluso antes de Oslo. En cualquier caso, cuando el Tratado entre en vigor, las empresas españolas que fabrican bombas de racimo tendrán que dejar de hacerlo y el Gobierno español tendrá que presentar un plan de destrucción de sus arsenales.