350 personas forman una pancarta humana con el lema "SOS Clima" en el parque oeste de Auckland, Nueva Zelanda
A pesar de ello, las tácticas poco limpias de la Administración
Bush han hecho que en el Mandato de Bali se omita cualquier
referencia a las cruciales reducciones de emisiones necesarias para
detener el cambio climático, y se ha relegado a la ciencia a un
simple pie de página.
“La Administración Bush ha manipulado sin escrúpulos el nivel de acción sobre el cambio climático que la ciencia exige”,-
dijo Gerd Leipold, Director Ejecutivo de Greenpeace International.-
“Han relegado la ciencia a un simple pie de página.”
En el año en que el IPCC, ganador del Nobel de la Paz, ha dejado bien claros los impactos inaceptables que tendría la falta de previsión del cambio climático,
hemos visto durante esta semana noticias tan alarmantes como
veranos sin hielo en el Ártico en los próximos cinco a seis años, o
que la afirmación de los científicos de que 2007 ha sido el séptimo
año más caluroso de la historia.
Greenpeace confía en que la mayor presión pública en cada
continente acabará forzando a los gobiernos en los próximos dos
años a llegar a un acuerdo sobre las importantes e inevitables
reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero exigidas
por la ciencia. Alemania ha dado ya ejemplo al anunciar que
reducirá sus emisiones en un 40% para el año 2020.
"Los gobiernos deben seguir plantando cara a este incapaz
Presidente estadounidense con su pobre agenda. Los países
industrializados deben fijar ya objetivos ambiciosos para reducir
las emisiones y situarse a la cabeza a nivel nacional e
internacional, en la esperanza de que pronto habrá una nueva
Administración norteamericana." declaró Raquel Montón, responsable
de cambio climático de Greenpeace, asistente a la Cumbre de
Bali
La Administración Bush se vio humillada por la firme resolución
de los países en vías de desarrollo (China, India, Brasil,
Sudáfrica), que llegaron a Bali con propuestas concretas
encaminadas a jugar un papel justo en los esfuerzos globales para
evitar el peligroso cambio climático y lo que se encontraron fue
una estrategia por parte de Bush poniendo en tela de juicio todos
los temas de mayor importancia para los millones de personas que
sufren ya los impactos del cambio climático.
El acuerdo final incluye un mandato para negociar una segunda
fase más firme del Protocolo de Kioto para el año 2009, iniciar un
proceso para financiar y poner en práctica tecnologías limpias para
los países en vías de desarrollo, y crear un fondo de ayuda para
las víctimas del cambio climático. Por primera vez, el Convenio
Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático tratará el problema
pendiente del 20% de emisiones globales procedentes de la
deforestación.
Greenpeace acoge positivamente las primeras medidas encaminadas
a lograr reducciones en las emisiones producto de la deforestación,
que a la larga servirán de protección del clima y de los bosques.
Pero no hay que olvidar que la pérdida forestal es muy grave: cada
dos segundos se destruye un área del tamaño de un campo de fútbol.
Los gobiernos deberían haber hecho mucho más por reflejar esta
urgencia. Aún hay mucho por hacer antes de atajar la deforestación
de manera efectiva.
En este encuentro se avanzó mucho más de lo que nadie esperaba
en materia de ayuda para la adaptación a los impactos del cambio
climático y en el fomento de tecnologías limpias, con lo que los
más vulnerables se verán beneficiados en forma de financiación.
Pero hay que decir que la financiación acordada en Bali es una
bagatela comparada con las necesidades de adaptación, y siguen aún
sin verse los miles de millones necesarios para una auténtica
revolución energética. Los países desarrollados no han llegado a
ofrecer nada sustancial sobre estos temas. Esto tiene que cambiar
si queremos detener tantas tragedias y evitar el desarrollo de un
sistema energético tan contaminador.