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La gravedad y volumen de los vertidos provoca que la calidad del agua sea muy deficiente

Greenpeace exige a la Xunta que deje de incumplir la ley y acomenta un plan de depuración integral de todos los municipios de Galicia

Comunicado de prensa - octubre 25, 2005
Greenpeace califica de muy deficiente el estado del agua en la Cuenca de Galicia-Costa en su informe “Agua” presentado hoy en rueda de prensa. De hecho, la propia Xunta reconoce que el 22,6% de sus masas de agua superficiales podrían cumplir los objetivos ambientales de la Directiva Marco del Agua, DMA. Es decir, que sólo el 22,6% podría lograr en el 2015 un estado de calidad suficiente para mantener su poder de autodepuración y los ecosistemas que dependen de ella.

La DMA es la ley europea que rige la política desde el 2004 y tendrá que cumplirse en su totalidad antes del 2015. Esta Directiva trata de recuperar la calidad de las aguas continentales abandonando la política de infraestructuras hidráulicas, que se ha demostrado ineficaz y obsoleta, y adoptando una visión ambientalista del medio hídrico que permita su adecuada protección.

Los principales problemas de la cuenca son:

  • La contaminación que sufren los ríos. La causa fundamental es el vertido de aguas residuales urbanas. El 15% de los municipios situados en la cuenca no realiza tratamiento alguno de sus aguas fecales y los que la efectúan lo hacen, en demasiadas ocasiones, de forma insuficiente o incorrecta. Entre estos municipios se encuentran ciudadades tan importantes como A Coruña y Ferrol.

  • Los vertidos de origen industrial. Por su peligrosidad y toxicidad causan graves efectos sobre el medio ambiente y la salud pública. Ríos como el Lagares, Lengüelle, Ulla o Currás están muy afectados.

  • Las infraestructuras. Los numerosos embalses (22), centrales hidroeléctricas (85), azudes y piscifactorías existentes en la cuenca producen una modificación en el régimen de sedimentación de los cauces que provoca una disminución en el aporte de nutrientes necesarios para el correcto desarrollo de los ecosistemas asociados al medio fluvial y al litoral marino y restan a los ríos capacidad de autodepuración y regeneración.

Si la Xunta no pone los medios necesarios para paliar esta grave situación y conservar su medio hídrico, una cuenca con una pluviometría tan elevada como la gallega podría incluso tener problemas de disponibilidad de agua por los elevados índices de contaminación.

La Xunta de Galicia, además, es una de las Administraciones que peor se está adaptando a la nueva legislación. De hecho, se han limitado a entregar algunos datos al Ministerio de Medio Ambiente en lugar de realizar el informe sobre los artículos 5 y 6 de la DMA al que estaban obligados. De seguir así, la Cuenca de Galicia-Costa no logrará alcanzar los objetivos ambientales fijados por la Directiva.

"La lucha contra la contaminación es la mejor manera de aumentar la disponibilidad de recursos hídricos y la única forma de asegurar agua para las futuras generaciones", ha declarado Juan López de Uralde, responsable de la campaña de aguas de Greenpeace.

"Es urgente que la Xunta realice un plan general de saneamiento integral de aguas residuales y que controle los vertidos industriales que se producen en sus ríos y rías poniendo en peligro la salud pública y del medio ambiente. Si sigue postergando estas medidas no cumplirá los objetivos de la DMA", ha declarado Julio Barea, responsable de la campaña de aguas de Greenpeace.

Éstas son algunas de las conclusiones que Greenpeace ha extraído sobre la Cuenca de Galicia-Costa en su informe "Agua: la calidad de las aguas en España. Un estudio por cuencas", el primero que analiza la totalidad de las aguas continentales españolas (ríos, acuíferos, lagos, humedales, estuarios, rías...).

Greenpeace ha realizado esta investigación para conocer el estado de las aguas continentales en un momento crucial: la entrada en vigor de la DMA. El estudio se centra en la calidad de los recursos hídricos, que será en el futuro la que marcará la disponibilidad del agua en todo el Estado. El término calidad incluye la contaminación (grado de toxicidad de los diferentes vertidos), el estado ecológico de las aguas superficiales (la buena salud del ecosistema y su capacidad de regeneración) y el estado químico de las subterráneas.

La principal conclusión del informe afirma que en el Estado español sólo el 11% de las aguas superficiales y el 16% de las subterráneas están en este momento en condiciones de cumplir en 2015 los objetivos que marca la DMA. Es decir, sólo el 11% de las aguas superficiales tiene calidad suficiente para mantener su poder de autodepuración y los ecosistemas que dependen de ella. Y en el caso de las subterráneas, sólo el 16% mantiene las cualidades químicas suficientes para que se puedan utilizar en abastecimiento y riego.