Comunicado de prensa - diciembre 2, 2008
Greenpeace y WWF/Adena exigen tanto a la Junta de Andalucía como al Ministerio de Medio Ambiente la retirada inmediata del Plan Especial de Interés Supramunicipal del Área de Actividades Lógisticas, Empresariales, Tecnológicas, Ambientales y de servicios de la bahía de Cádiz “Las Aletas” de Puerto Real, Cádiz.
Marismas de Las Aletas, Puerto Real (Cádiz)
Las organizaciones ecologistas han detectado numerosas
irregularidades, como la decisión de desnaturalización y
urbanización del terreno costero público, tomada por el Consejo de
Ministros en abril de 2007, ya que vulnera los artículos 32 y 47 de
la Ley de Costas, que indican que sólo se puede reservar este
dominio para fines que sean competencia del Estado y no de la Junta
de Andalucía como es la industria, y cuando se trate de actividades
que, por su naturaleza, únicamente puedan localizarse en la costa,
lo que no es obviamente el caso.
Además, en opinión de los grupos ecologistas la decisión de
trasformación de uso del suelo debió ser sometida a evaluación
ambiental estratégica, como exige la Ley 9/2006, lo que ha motivado
que WWF/Adena interpusiera una demanda ante el Tribunal Supremo y
recientemente ha solicitado que se plantee cuestión prejudicial al
Tribunal de Luxemburgo.
Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF/Adena, ha
asegurado que "es un fraude que la Ley de Costas, creada para la
protección del dominio público marítimo-terrestre, sea utilizada
para su desnaturalización, desafección y privatización".
Por su parte, Juan López de Uralde, director de Greenpeace
España "este polígono está destinado a actividades privadas y tiene
como único objetivo criterios estrictamente económicos que vulneran
gravemente el medio ambiente, por lo que nos encontramos ante una
aplicación arbitraria de la Ley".
De las 527 hectáreas que abarca el plan, 287 son suelos
declarados de dominio público marítimo-terrestre que según la
Constitución española y la Ley 22/1988 de Costas, deben gozar de
máxima protección. La decisión es menos comprensible si cabe,
teniendo en cuenta que en la zona existen suelos ya degradados más
apropiados para la localización de industrias altamente
contaminantes como la metalurgia o la fabricación de caucho que
degradarían notablemente este espacio.