Imágenes de activistas de Greenpeace pidiendo el cierre de la Central Nuclear de Almaraz (Cáceres).
Greenpeace ha enviado también al Consejo de Seguridad Nuclear
(CSN) y al Ministerio de Industria, Turismo y Comercio (MITyC)
sendos escritos solicitando respuesta detallada a una serie de
preguntas sobre este grave suceso, en el que ambos tienen
responsabilidades.
"Esta situación demuestra la inseguridad de la industria nuclear
y el riesgo para la salud pública y el medio ambiente al que nos
somete cualquier parte del ciclo nuclear", ha declarado Carlos
Bravo, responsable de la campaña de energía nuclear de
Greenpeace.
El CSN conoció el robo de un número indeterminado de pastillas
de combustible nuclear fresco, enriquecido con U-235 de grado de
reactor, aparentemente el pasado miércoles 26 de septiembre. Sin
embargo, el CSN no informó sobre ello hasta el sábado por la tarde,
y lo hizo sólo tras saber que los medios de comunicación ya estaban
interesados en saber lo que estaba pasando en Juzbado, donde al
parecer había llamado la atención la presencia policial. Greenpeace
denuncia la falta de
transparencia del CSN y del Ministerio de Industria por no
informar de /motu proprio/ a la opinión pública de un hecho tan
grave como el del robo (y posterior hallazgo) de pastillas de
combustible nuclear.
El CSN, en su afán de minimizar la gravedad del asunto, trata de
evitar calificar el suceso como de un robo. Sin embargo, el hecho
es que quien o quienes lo hayan hecho han sacado ese material
nuclear intencionadamente de la zona controlada, saltándose todos
los controles y violando la legislación y lo ha dejado en otra
zona, en medio del campo, metido en un recipiente. Si el depositar
ese recipiente fuera de la zona controlada ha sido hecho a
propósito, podría entenderse como una
especie de aviso o amenaza. Greenpeace ha pedido al CSN y al
MITyC una valoración del suceso y una interpretación del mismo.
Este robo pone en evidencia el descontrol que ENUSA tiene sobre
un material tan sensible, peligroso y que supone una amenaza de
grandes proporciones en manos de organizaciones terroristas, como
el combustible nuclear de uranio enriquecido para centrales
nucleares. ENUSA y el CSN deben explicar por qué no funcionaron
controles, detectores de radiación, etc… de ENUSA, y cómo pudieron
sacar el autor o autores del robo combustible nuclear de la zona
controlada. Greenpeace pide que se depuren responsabilidades en
todos sus ámbitos.
Greenpeace exige además al CSN y al Ministerio que respondan de
forma detallada a muchas más preguntas, como qué cantidad de
combustible nuclear se ha robado, y si es posible que se venga
sustrayendo material nuclear desde hace más tiempo.
A la luz de lo ocurrido, que parece demostrar que robar en
Juzbado cantidades relativamente pequeñas de combustible nuclear
podría ser más fácil de lo que inicialmente podría pensarse,
Greenpeace considera que esto podría haber estado pasando con
anterioridad, ya que los controles de ENUSA y el CSN han demostrado
ser un fracaso.
Que desaparezca cualquier cantidad de combustible nuclear es muy
grave, por pequeña que sea, pues es éste un material muy peligroso
y sensible. De hecho este material está sometido a grandes
controles internacionales (Euratom, OIEA) porque además de ser muy
radiactivo _su liberación al medio puede generar graves daños de
salud pública y medioambientales_ es un material estratégico de
elevado valor en el mercado negro.