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Greenpeace insiste en la necesidad de retirar a ANAV la licencia de explotación de Ascó y Vandellós

La organización ecologista se pregunta qué más pruebas necesitan el CSN y el Ministerio de Industria para reconocer la pésima cultura de seguridad en Ascó y Vandellós

Comunicado de prensa - noviembre 7, 2008
Tras el descubrimiento de un grave defecto en la central nuclear de Ascó que afecta al sellado del edificio de contención (un boquete de unos diez centímetros), Greenpeace exige la retirada inmediata de la licencia de explotación sociedad concesionaria, la ANAV (Asociación Nuclear Ascó-Vandellós) ya que se trata de un hecho de extrema gravedad.

Central nuclear de Ascó, Tarragona

"Este hecho demuestra la ausencia de cultura de seguridad y la irresponsabilidad de ANAV. ¿Tendremos que esperar a que se produzca un grave accidente para que el CSN y el Ministerio de industria retiren a ANAV la licencia de explotación de sus centrales nucleares?", se ha preguntado Carlos Bravo, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace.

A pesar de la escasa información que proporciona el Consejo de Seguridad Nuclear, estos días se ha podido leer en diferentes medios que los responsables de la (ANAV) habrían engañado a la Inspección Residente del CSN sobre el tema, al asegurar, sin haber hecho comprobación alguna, que el sellado del edificio era perfecto.

"El edificio de contención de una central nuclear debe ser una barrera infranqueable que evite el escape de radiactividad al medio ambiente en caso de accidente por lo que este hecho es absolutamente inaceptable", ha declaro Carlos Bravo.

Por sí solas Ascó-1, Ascó-2 y Vandellós-2 han sumado ya 37 de los 57 sucesos de seguridad notificables en lo que va de año en todo el parque nuclear español. El cúmulo de fallos imputables a falta de cultura de seguridad es clamoroso.

Además de su negligencia en este asunto, cabe recordar ahora otros dos sucesos de seguridad ocurridos en los últimos meses en Ascó a causa de la falta de vigilancia de las condiciones de seguridad exigibles por las normas y el incumplimiento de los procedimientos por parte de ANAV.

Así, en septiembre pasado, el CSN hizo público que las salas de control de Ascó-1 y Ascó-2 habían permanecido durante un tiempo indefinido expuestas a incendios, lo que es un hecho también de extremada gravedad. Anteriormente se conoció que un trabajador de la planta de Ascó-2 colocó unos materiales radiactivos cerca de un detector de radiación, lo que hizo saltar la alarma.

Además, el 24 de agosto de este año se declaró un incendio en la sala de turbinas de Vandellós-2, cuyas causas no han sido totalmente esclarecidas, y que la mantuvo parada cerca de dos meses. Sin olvidar la irresponsable actuación de ANAV es el escándalo del escape de partículas altamente radiactivas de cobalto-60 de Ascó-1.

 Esta fuga, que se produjo a finales de 2007, fue ocultada durante 4 meses, incluso al Consejo de Seguridad Nuclear. De este escape se ha derivado un peligro grave para la salud de las personas: más del 86% de partículas recogidas producían una radiactividad suficiente como para superar los límites legales aplicables a miembros del público en caso de contaminación interna. A pesar de ello, el CSN se ha limitado a proponer un castigo económico a la central, que, aunque se aplicara finalmente la multa máxima, resultará ínfima en comparación a la cuenta de resultados de la compañía.

Greenpeace recuerda al ministro de Industria, Miguel Sebastián, su afirmación del pasado mes de septiembre de "no poder permitir ni un incidente [nuclear] más". Así como exige el cumplimiento del compromiso del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de establecer un calendario de cierre de las centrales nucleares españolas.