Greenpeace recaló hoy en Badajoz para denunciar que el tramo pacense del Guadiana es el más afectado del río por contaminación y por ocupación del cauce con vertidos sólidos urbanos. La organización realizó una visita con periodistas a la isla fluvial situada frente al parque de la Alcazaba para mostrar el vertedero ilegal de residuos sólidos urbanos en el que el Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica del Gudiana (CHG) han permitido que se convierta la isla.
Greenpeace/PEDRO ARMESTRE
Greenpeace recaló hoy en Badajoz para denunciar que el tramo pacense del Guadiana es el más afectado del río por contaminación y por ocupación del cauce con vertidos sólidos urbanos. La organización realizó una visita con periodistas a la isla fluvial situada frente al parque de la Alcazaba para mostrar el vertedero ilegal de residuos sólidos urbanos en el que el Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica del Gudiana (CHG) han permitido que se convierta la isla. GREENPEACE/Pedro ARMESTRE
Greenpeace recaló hoy en Badajoz para denunciar que el tramo pacense del Guadiana es el más afectado del río por contaminación y por ocupación del cauce con vertidos sólidos urbanos. La organización realizó una visita con periodistas a la isla fluvial situada frente al parque de la Alcazaba para mostrar el vertedero ilegal de residuos sólidos urbanos en el que el Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica del Gudiana (CHG) han permitido que se convierta la isla. GREENPEACE/Pedro ARMESTRE
La organización critica el cambio de la política de agua portuguesa que con la Alqueva apuesta por la contaminación y la especulación. Activistas de Greenpeace denunciaron hoy la operación especulativa que el ayuntamiento de El Granado está realizando en un espacio protegido de la ribera del Guadiana con la excusa de construir un puente ransfronterizo entre España y Portugal.
GREENPEACE/Pedro ARMESTRE
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La organización critica el cambio de la política de agua portuguesa que con la Alqueva apuesta por la contaminación y la especulación. Activistas de Greenpeace denunciaron hoy la operación especulativa que el ayuntamiento de El Granado está realizando en un espacio protegido de la ribera del Guadiana con la excusa de construir un puente ransfronterizo entre España y Portugal.
GREENPEACE/Pedro ARMESTRE
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La organización critica el cambio de la política de agua portuguesa que con la Alqueva apuesta por la contaminación y la especulación. Activistas de Greenpeace denunciaron hoy la operación especulativa que el ayuntamiento de El Granado está realizando en un espacio protegido de la ribera del Guadiana con la excusa de construir un puente ransfronterizo entre España y Portugal.
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Los activistas desplegaron una pancarta con el lema "Destruir
para especular" junto a las obras de la carretera de acceso al
puente que están realizándose en horario ininterrumpido de 24
horas. El puente esconde una operación urbanística por la que el
ayuntamiento recibirá tres millones de euros sobre una zona LIC, de
muy alta sensibilidad ambiental, Red Natura 2000, hábitat del lince
ibérico y del águila imperial y afectada por el Plan Especial de
Protección del Medio Físico.
El proyecto ya ha sido aprobado en el PGOU del ayuntamiento y
tiene previsto convertirse en un gran complejo turístico con
hoteles de lujo, dos campos de golfs, puerto deportivo, un centro
hípico, balnearios, centros deportivos y comerciales y 3.000
viviendas. El Granado es una población de 624 personas.
Greenpeace recaló hoy en Mértola dentro del Descenso del
Guadiana que comenzó el 20 de octubre en el nacimiento del río, los
Ojos del Guadiana. La organización navegó aguas abajo hasta la zona
en la que el río se convierte en frontera. Greenpeace mostró el
paso transfronterizo sobre la presa del Chanza que hace absurdo e
insostenible la construcción de un nuevo puente a apenas 500
metros.
La organización ha querido denunciar también el giro que ha dado
la política de aguas en el Guadiana con la construcción de la presa
de Alqueva y ha pedido al Gobierno portugués que se replantee las
infraestructuras asociadas a esta presa: nueve embalses más, un
tunel, un trasvase a la cuenca del Sado y multitud de conducciones.
Greenpeace lamenta este cambio de política que imita lo peor de la
gestión española y que ha echado por tierra la magnífica
conservación en la que se encontraba todo el tramo portugués.
"El Gobierno portugués debe abandonar la idea de seguir
construyendo infraestructuras, que ni siquiera están contempladas
en la nueva Directiva Marco del Agua. Cuando el resto de Europa
está tratando de invertir la política de infraestructuras y apostar
por recuperar la calidad del agua de los ríos, Portugal ha dado un
paso atrás de años y ha proyectado una especie de Plan Hidrológico
español que llevó años de protestas ciudadanas paralizar. La
gestión española del agua es un rotundo fracaso. España es el país
del mundo con más presas por número de habitante, y a pesar de ello
la escasez de agua y la desertificación es cada vez mayor. Acumular
agua no es una solución. En España sólo el 11% de las aguas
superficiales y el 16% de las subterráneas cumple con los objetivos
ambientales de la DMA y el agua contaminada no se puede usar",
afirmó Julio Barea, responsable de la campaña de aguas de
Greenpeace.
La política de infraestructuras hidráulicas española ha
provocado la desastrosa situación que vive hoy el río. De hecho, el
Guadiana no existe desde hace más de 20 años. El agua dejó entonces
de brotar de los Ojos y hoy el cauce está seco los 120 primeros
kilómetros. En este tramo, a pesar de ello, existe un embalse, el
del Vicario. La regulación de los cauces en todo el tramo español
antes de la entrada en Portugal ha provocado una situación crítica,
ya que el río ha perdido casi toda su capacidad de autodepuración y
autorregeneración. Esto no sólo contribuye a acentuar la escasez
del recurso, también contamina el agua, por lo que las reservas no
se pueden utilizar para abastecimiento, riego y, en muchas
ocasiones, incluso no son aptas para usos industriales. Los
embalses de Vicario, Gasset, Vegas del Jabalón, Marisánchez,
Brovales, Valuengo, Proserpina, La Serena, Los Canchales, Alange y
Nogales están eutrofizados o hipereutrofizados.
Contaminación
La presa de la Alqueva no sólo ha acabado con la función
depuradora que el tramo portugués ejercía en el río. El Guadiana
portugués funcionaba como un riñón, depurando y regenerando el río
de forma natural. La Alqueva ha detenido esta función que ahora
sólo ejerce la zona protegida del Parque del Valle del Guadiana. Ha
acentuado la escasez del agua circulante ya mermada por los
embalses españoles y con ello ha provocado una mayor intrusión de
agua marina. Hoy el agua salada llega más arriba de Mértola
variando el ecosistema fluvial. Además, Alqueva pronto se
convertirá en un embalse contaminado más. El agua que llega a la
presa ya está en mal estado.
El aporte de nitrógeno y fósforo procedente de vertidos urbanos,
industriales y de abonos agrícolas provoca en los embalses un
excesivo crecimiento de algas y otras plantas acuáticas que al
descomponerse consumen gran parte del oxígeno del agua. A este
proceso se le llama eutrofización. La falta de oxígeno provoca la
muerte de fauna y flora. Además, la descomposición de determinadas
algas emite sustancias tóxicas que también pueden matar a peces y
otros organismos acuáticos, hacerlos no aptos para el consumo
humano, dar mal sabor al agua e imposibilitar el uso del agua para
abastecimiento, baño y regadío. En el caso de Alqueva, además, han
quedado sumergidos cientos de miles de árboles que ahora se están
descomponiendo, con lo que el proceso será todavía más rápido. A
esto hay que añadir que la vida media de un embalse es de 50 años.
Tras ese periodo se colmatan, es decir, el lecho del embalse se
llena de sedimentos y quedan inutilizables. Además, la misma
estructura de la presa agota su vida útil.
Una gran operación urbanística
La obra de la Alqueva, que se hizo sin un estudio de impacto
ambiental integral, esconde además una gran operación de
especulación urbanística. El Gobierno portugués ha construido la
presa con la excusa de dotar de agua a 110.000 hectáreas de
regadíos en una zona de secano fuera de la cuenca del Guadiana. Lo
más probable es que estas hectáreas nunca se pongan en explotación,
puesto que las ayudas agrícolas europeas van a cambiar hacia los
países del Este. El Gobierno portugués todavía no ha fijado el
precio del agua, pero sí ha aprobado la construcción junto al
embalse de varios hoteles, campos de golf y miles de viviendas que
suman más de 19.500 camas. El Gobierno extremeño, por su parte, no
se ha quedado atrás y en los 35 km2 que tocan a España ha aprobado
la construcción de 16.000 camas frente a las 480 previstas en un
principio.
En Alqueva se evapora en un año el agua que consumirían 3
millones de personas. El tamaño del embalse, el mayor de Europa, es
tan grande, que la evaporación será de unos 200 hm3 al año (lo que
consume una población de 3 millones de personas).