Activistas de Greenpeace marcan un campo de maíz transgénico experimental con una gigantesca señal de "PROHIBIDO".
Cuando ya está en marcha la cosecha de maíz en España, el
Gobierno no ha hecho pública la superficie de transgénicos en
España para la campaña 2007. Sin embargo, Greenpeace, basándose en
datos y estimaciones recibidos del sector agrario, prevé que este
año se hayan sembrado entre 65.000 y 70.000 hectáreas (ha) de maíz
transgénico Mon 810 cultivado comercialmente. Este cultivo supone
entre un 18% y un 20% de la supericie nacional de maíz (el último
avance del Ministerio de Agricultura es de 352.000 ha de maiz en
España para la presente campaña). Esta cifra sería la más alta
registrada en la década que se llevan cultivando transgénicos en
España.
El Gobierno español no solamente sigue sin ofrecer datos
independiente sobre estos peligrosos cultivos, sino que reconoce
que no dispone de un análisis de la situación a pesar de la
obligación legal impuesta por la UE. las únicas cifras que maneja
(y que no ha querido hacer públicas) son las ventas de semillas
entregadas por las propias empresas del sector. Sin embargo, en el
marco de la UE es obligatorio el establecimiento de unos registros
públicos de los campos de transgénicos que permitan al conjunto de
la ciudadanía conocer la situación de estos cultivos, en aplicación
de la Directiva 18/2001 y de las normas españolas que transponen
esta directiva.
"Debemos evitar que la propaganda de las empresas del sector,
apoyada por el propio gobierno, nos haga olvidar los constantes
episodios de contaminación de campos, los datos sobre los peligros
para la salud y el medio ambiente y la falta de transparencia de un
gobierno que empezó afirmando que cambiarían las cosas, pero que ha
reproducido fielmente a los largo de estas cuatro campañas la línea
marcada por el gobierno anterior", ha afirmado Juan-Felipe
Carrasco, responsable de la campaña contra los transgénicos de
Greenpeace.
El pasado mes de mayo Greenpeace presentó el informe ¿Qué
cantidad de toxina Bt producen realmente las plantas de maíz
transgénico MON810? en el que se demostraba el peligro que supone
el cultivo del maíz transgénico Mon 810 de la multinacional
Monsanto, debido a la alta variabilidad del contenido de una toxina
insecticida, denominda Bt, presente en este maíz, cultivado
comercialmente en España a pesar de la elevada oposicion pública.
Para realizar esta investigación se analizaron en 2006 más de 600
muestras de este maíz y el principal resultado fue que las
concentraciones de toxina Bt en las plantas son altamente
impredecibles y completamente diferentes de los niveles ofrecidos
por Monsanto cuando solicitó la autorización para comercializar
este peligroso maíz.
Apenas existen estudios sobre el impacto de las condiciones
ambientales sobre las plantas transgénicas. Esta ausencia de
información produce la impresión de que las plantas modificadas
genéticamente son estables y seguras. Sin embargo, tanto los
estudios sobre el Mon 810 como la información aparecida sobre la
toxicida del Mon 863 o del NK 603 (otros maíces transgénicos de la
misma empresa) arrojan nuevas incertidumbres y preocupaciones con
respecto a la seguridad y la calidad del maíz transgénico, y ponen
en entredicho el sistema de autorizaciones de la UE.
Paradójicamente, el mismo Ministerio de Agricultura afirma en su
web literalmente "no existe ningún estudio científico que demuestre
que estos alimentos sean perjudiciales para la salud".
Por ello, Greenpeace considera un claro signo de
irresponsabilidad que el actual Gobierno no solamente siga
tolerando el cultivo de las variedades transgénicas MON810, que
aprobó el anterior ejecutivo, sino que siga autorizando nuevas
variedades de este maíz cuando no se conoce el comportamiento de
cada una de ellas. "El Gobierno debe cambiar drásticamente su
política de transgénicos, paralizar las autorizaciones el cultivo
de maíz Mon 810, así como toda liberación de transgénicos al medio
ambiente y defender el derecho de los agricultores y de los
consumidores en lugar de garantizar los ingresos del puñado de
multinacionales cuyo único objetivo es ejercer su control sobre la
agricultura", ha añadido Carrasco.