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Greenpeace denuncia la alarmante contaminación por transgénicos en Aragón

Comunicado de prensa - diciembre 20, 2005
Greenpeace, junto al Consejo Aragonés de Agricultura Ecológica (CAAE) y la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA) han presentado hoy en Zaragoza el resultado de los análisis de transgénicos en muestras de maíz ecológico, que demuestra que el 40% de éstas están contaminadas.

Variedades autóctonas de maíz mexicano.

Greenpeace, el Consejo Aragonés de Agricultura Ecológica (CAAE) y la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón  (UAGA) han presentado hoy en una rueda de prensa los resultados llevados a cabo por el CAAE sobre la cosecha de maíz ecológico de este año. Preocupado por la contaminación transgénica en la mayor región productora de transgénicos de toda la UE, el Consejo Aragonés ha mandado analizar los maíces de sus agricultores ecológicos, obteniendo unos resultados alarmantes: el 40% de las muestras han resultado contaminadas con porcentajes que van del 0,23% al 1,9%, lo cual obliga al CAAE a impedir la venta de estas cosechas como ecológicas y demuestra claramente la inviabilidad de la coexistencia entre cultivos transgénicos y ecológicos. En la rueda de prensa estaban también presentes algunos de los agricultores afectados.

Los casos de contaminación encontrados corresponden a transgenes introducidos en maíces híbridos comercializados por varias multinacionales en la región. "Desgraciadamente, podemos hoy demostrar que  las autoridades no solamente siguen tolerando este cultivo a pesar de los graves riesgos para la salud, el medio ambiente y la agricultura, sino que está contaminando las cosechas de los agricultores vecinos, con especial gravedad en el caso de los ecológicos", ha afirmado Juan-Felipe Carrasco, responsable de la campaña de transgénicos de Greenpeace.

 Desde hace 4 años se han venido produciendo en el estado español casos de contaminación por polinización, por inclusión de semillas transgénicas en lotes de semillas convencionales, por mezcla de cosechas, por falta de limpieza de máquinas e instalaciones, etc. Todos los casos tienen en común que pagan las consecuencias los contaminados en lugar de los contaminadores. Si bien el Gobierno ha presentado en dos ocasiones Borradores de Reales Decretos que pretenden regular la llamada "coexistencia" entre cultivos transgénicos, convencionales y ecológicos, estos textos han sido rechazados por un amplio grupo de colectivos por considerar que no permitirían alcanzar los objetivos de no contaminación de la producción agraria no transgénica, de protección absoluta de las semillas, de puesta a disposición del público de una información adecuada sobre el emplazamiento de los campos de cultivos modificados genéticamente, de asunción de responsabilidad de quien contamina y la posibilidad de declaración de zonas libres de transgénicos.

Por lo tanto, estos resultados demuestran una vez más que la coexistencia no es posible. Con la presencia de los transgénicos en el campo, existe una clara indefensión de los agricultores que quieren hacer una agricultura no transgénica ya que no está protegida legal o administrativamente frente a los transgénicos; ello redunda en que muchos han dejado de hacer maíz ecológico o que lo hacen asumiendo las pérdidas económicas que les impone el hecho de obtener una cosecha contaminada, lo cual es bastante poco sostenible. "Si opto por un tipo de producción que respeta el medio ambiente y la vida y me enfrento a un mercado más difícil, pero por otra parte soy víctima de los transgenes de determinadas grandes empresas, me pregunto a qué tipo de coexistencia se refieren las empresas de semillas o la administración" ha afirmado uno de los agricultores afectados.

Además, varios agricultores ecológicos -en algunos casos éstos han sufrido las contaminaciones en la campaña pasada- cultivan variedades tradicionales de maíz, seleccionadas por sus características adecuadas a la zona. La contaminación de estas variedades constituye un atentado a la biodiversidad ya que provoca la desaparición de las pocas variedades que todavía están en manos de los agricultores.

Por todo ello, Greenpeace considera imprescindible que el Gobierno, teniendo en cuenta el rechazo mayoritario de la sociedad:

- Tome las medidas oportunas para prohibir el cultivo de transgénicos mientras no se revisen los mecanismos de aprobación de OMG y se solventen las numerosas lagunas legales.

- Muestre una clara intención de establecer un régimen que permita segregar la producción transgénica de la convencional y la ecológica y llevar a cabo una trazabilidad y un etiquetado que garanticen libertad de elección a agricultores y consumidores.

- Establezca medidas que garanticen la no contaminación de la producción agraria no transgénica, permitiendo una agricultura y una alimentación totalmente libre de OMG.

- Establezca un régimen de responsabilidad en caso de problemas ocasionados por los OMG, y además,

- Tome las medidas oportunas para retirar del mercado la cosecha del maíz Bt176 de este año, cultivado ilegalmente según la normativa europea.

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