Ave petroleada a consecuencia del accidente del Prestige
Greenpeace ha enviado a la Fiscalía de la Audiencia Provincial
de Pontevedra una denuncia contra la Xunta de Galicia en relación
al mal trato dado a las casi 500 aves petroleadas que fueron
recogidas los días 3 y 4 de abril en la costa sur de Galicia, entre
A Guarda y Corrubedo.
La actuación de la Xunta de Galicia, a través de su Dirección
General de Conservación de la Naturaleza y la Subdirección General
de Espacios Naturales y Biodiversidad ha sido negligente, poniendo
en peligro la supervivencia de las aves ingresadas en sus Centros
de Recuperación.
Para Greenpeace, estos hechos pueden ser presuntamente
constitutivos de un delito previsto y penado en el artículo 334 del
Código Penal, ya que la Xunta de Galicia ha contravenido las
disposiciones protectoras de las especies de fauna silvestre. La
ley 4/89 de Conservación de los espacios naturales, la flora y la
fauna silvestre obliga a la Xunta a asumir el cuidado de las aves
silvestres que se encuentren heridas o enfermas, y en este caso
debía haber aplicado el protocolo establecido para el tratamiento
de aves petroleadas.
"El derecho al medio ambiente también lo es para la fauna
amenazada" ha declarado José Manuel Marraco, abogado de
Greenpeace.
Las aves afectadas por el vertido de un barco frente a las
costas de Galicia correspondían a diferentes especies marinas, como
el Arao Común (Uria aalge), el Alca Común (Alca torda), el
Frailecillo Atlántico (Fratercula arctica), y el Alcatraz Atlántico
(Morus bassanus). Todas ellas se vieron gravemente afectadas por el
vertido del Prestige, siendo el Arao Común el ave que más ingresos
registró (el 51% de todas las aves recogidas). Esta especie está
catalogada como "en peligro crítico" por haber sufrido una
disminución drástica a los últimos años. A pesar de la delicada
situación del Arao Común, la Xunta de Galicia no ha puesto los
medios necesarios para recuperar a los ejemplares que ingresaron
petroleados en sus Centros de Recuperación, condenándolos a una
muerte casi segura.
La mayoría de la aves ingresaron en el Centro de Recuperación de
Fauna Silvestre de Cotorrendondo (Pontevedra), pero la Xunta se
negó a que fueran tratadas allí y las trasladó hacinadas en cajas a
los centros de Coruña y Lugo, donde carecen de los medios
necesarios para aplicar el complejo protocolo de limpieza necesario
para garantizar su supervivencia. Además, con el traslado perdieron
la mejor oportunidad de supervivencia de las aves, que reside en la
rapidez en aplicar el tratamiento.
El asunto es doblemente grave, ya que, tras el accidente del
Prestige, el Centro de Pontevedra es posiblemente el único centro
de toda la península que cuenta con el material, personal y
experiencia necesarios para el tratamiento de aves petroleadas. Sin
embargo, todo el material para tratar aves petroleadas ha
permanecido guardado y sin utilizar por órdenes expresas de la
Subdirección General de Espacios Naturales y Biodiversidad de la
Xunta de Galicia.
"A raiz de la catástrofe del Prestige, la Xunta de Galicia se
comprometió a tener las instalaciones necesarias para tratar aves
petroleadas, pero ha incumplido su deber, y el resultado se traduce
en la muerte innecesaria de aves. La Ley y el Código Penal obligan
a la Xunta a tratar adecuadamente a las especies de fauna
silvestre, y ahora debe enfrentarse al incumplimiento de la misma",
ha declarado María José Caballero, portavoz de Greenpeace.
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