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Greenpeace demanda un acuerdo internacional para la prohibición de las bombas de racimo en 2008

La organización valora positivamente la presencia del Gobierno español y le insta a apoyar activamente el proceso

Comunicado de prensa - febrero 22, 2007
Casi cincuenta gobiernos de todo el mundo se reúnen hoy y mañana en Oslo (Noruega) para lanzar una iniciativa histórica que debe llevar a la prohibición internacional de las bombas de racimo. El objetivo final es lograr un tratado en el año 2008. Estas armas causan daños inaceptables a los civiles durante los conflictos armados y mucho tiempo después de que hayan terminado.

Submunición de la bomba de racimo BLU97, fabricada en EE UU y hallada en Kosovo. La región quedó contaminada con miles de bombas de racimo después de la intervención de la OTAN en 1999.

España es uno de los países que posee y fabrica bombas de racimo. Varias empresas de nuestro país las fabrican, aunque la falta de transparencia en el comercio español de armamento hace imposible saber a dónde las venden.

El Gobierno español, aunque ha expresado recientemente que no tiene intención de prohibir este tipo de armamento, se ha sumado a última hora al encuentro. Greenpeace espera que participe activamente en este proceso y se sume a quienes apoyan un tratado internacional para prohibir este armamento.

En noviembre de 2006, los Gobiernos parte de la Convención sobre Armas Convencionales de la ONU (CCW, por sus siglas en inglés) no lograron un acuerdo para iniciar las negociaciones sobre este tema. Como consecuencia, el Gobierno noruego anunció que lideraría un proceso encaminado a lograr un tratado internacional. La Conferencia que hoy comienza en Oslo es la primera reunión de este proceso. La iniciativa de Oslo sigue los pasos del proceso de Ottawa, cuando el Gobierno canadiense lideró un proceso para la prohibición de las minas antipersonales.

En los últimos meses, decenas de Gobiernos han expresado formalmente su apoyo a un tratado, al igual que ha hecho el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), numerosas agencias de la ONU y cientos de organizaciones de todo el mundo agrupadas en la Coalición contra las Bombas de Racimo. Hay iniciativas parlamentarias en marcha para prohibir o regular el uso de las bombas de racimo en más de diez países, incluidos el Reino Unido y EE UU, dos de los países que más las han utilizado. Austria ha decretado esta misma semana una moratoria que mantendrá hasta que un instrumento internacional las prohíba.

"Es urgente lograr un tratado para proteger a los civiles de las bombas de racimo. Éstas son las armas convencionales más peligrosas para los civiles, ya que representan un peligro doble: pueden matarte durante un ataque indiscriminado, o pueden quedar sin explotar en amplios territorios y actuar como minas antipersonales, matando civiles mucho después de que el conflicto haya acabado", explicó Mabel González, responsable de la campaña de desarme de Greenpeace. "Por eso instamos al Gobierno español a que apoye activamente este tratado, y a que prohíba su fabricación, venta, uso o almacenamiento en territorio español".

Se estima que más de 75 países tienen bombas de racimo en sus arsenales, y han sido usadas en al menos 23 países. Más de 30 países las fabrican. España está entre ellos, ya que varias empresas españolas fabrican este armamento y el ejército español lo tiene en su arsenal. Los principales productores, especialmente EE UU, Rusia y China, no asisten al encuentro de Oslo y no apoyan el proceso. "Sin embargo, puede ir adelante sin ellos, como ocurrió con el tratado sobre las minas antipersonales, que se logró por la voluntad de un grupo comprometido de países de tamaño pequeño y medio, que trabajaron mano a mano con las organizaciones no gubernamentales comprometidas en el tema", asegura Mabel González.



Más información

- Más información en nuestra web sobre bombas de racimo

- Artículo de Mabel González, responsable de la campaña de Desarme de Greenpeace, publicado en El Correo Digital