Acción de protesta de Greenpeace para la protección de los océanos en Europa, demandando la creación de reservas marinas en aquellas zonas más dañadas por las actividades humanas.
Esta semana, en una singular acción de protesta, la tripulación
del Esperanza ha comenzado a delimitar la primera reserva marina en
el Mar del Norte. La primera boya, de cinco metros de largo y unas
cuatro toneladas de peso ha sido colocada a 54 grados, 34 minutos
Norte, 1 grado 50 minutos Este. Se trata de delimitar el "Dogger
Bank", situado al este de Reino Unido, al norte de Holanda y al
noroeste de Alemania. La reserva marina propuesta por Greenpeace
abarca un espacio que se introduce en las aguas territoriales de
Alemania, Reino Unido, Holanda, Dinamarca y Noruega.
Dogger Bank es una de las 17 áreas del Mar del Norte y del Mar
Báltico para las que Greenpeace demanda de forma urgente su
declaración como reserva marina, y donde la nueva producción de
crudo y la pesca deben ser prohibidas.
"Hemos sobreexplotado y destruido los mares durante mucho
tiempo" -ha declarado Iris Menn, portavoz de Greenpeace a bordo del
MV Esperanza- "La pesca y la exploración para obtener gas y crudo
han devaluado las poblaciones y contaminado gravemente el mar. Los
gobiernos europeos no han sido capaces de proteger el mar. Ha
llegado el momento de cambiar esta situación".
La reserva marina de Dogger Bank propuesta por Greenpeace cubre
una superficie de 85.000 kilómetros cuadrados. En el medio de este
área se encuentra un banco de arena que funciona como zona de cría
para varias especies pesqueras de interés comercial. El especial
régimen de corrientes hace que la zona sea una de las más
productivas desde el punto de vista biológico en toda Europa. El
banco fue en su día una de las zonas pesqueras más ricas y una
importante área de alimentación para delfines, marsopas y aves
marinas.
En la actualidad, el Dogger Bank presenta graves problemas de
sobreexplotación pesquera. La pesca de arrastre de profundidad está
debastando completamente el fondo marino. Una flota pesquera
industrial con las técnicas y los equipos pesqueros más
sofisticados que utiliza métodos de captura altamente destructivos
es la culpable de esta situación. Tan sólo en el Mar del Norte,
cada año más de 700.000 toneladas de pescado y otras especies
marinas acaban en las redes como descartes y son tiradas por la
borda heridas o muertas.
"Greenpeace va a continuar reclamando la protección de espacios
marinos y la prohibición de prácticas pesqueras destructivas a lo
largo de todos los océanos del Planeta. Los gobiernos deben asumir
sus responsabilidades y proteger los mares antes de que sea
demasiado tarde" ha declarado María José Caballero, responsable de
la campaña de Océanos de Greenpeace- "Es imprescindible que se
creen reservas marinas que protejan grandes áreas del mar si
queremos conservar los complejos ecosistemas marinos a largo plazo.
Sólo de esta forma los pescadores serán capaces de seguir pescando
las especies que tradicionalmente han capturado, como el bacalao,
que ahora se encuentra en tan amenazada situación".
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