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Greenpeace condena la nueva cuota de caza de ballenas decretada por Islandia

El Ministerio de Pesca y Agricultura anunció ayer que reanudaría la caza de ballenas con una cuota anual de 100 rorcuales aliblancos y 150 rorcuales comunes durante los próximos cinco años

Comunicado de prensa - enero 28, 2009
Greenpeace considera que el nuevo gobierno interino de Islandia no debe permitir que la nueva cuota de caza de ballenas aprobada por el Ministerio de Pesca saliente sea aprobada, ya que supondrá consecuencias directas para el comercio y el turismo, especialmente necesarios para la economía de este país. La caza de ballenas empaña la imagen internacional de Islandia, y es insignificante desde un punto de vista económico.

Imagen aérea de un centenar de estudiantes que envían un SOS para la protección de las ballenas en la bahía de Loreto en el Parque Marina de Baja, México.

Más del 90% de la carne producida por el incremento de la cuota provendrá de especies de cetáceos amenazados, que no será consumida por los islandeses sino exportada. El único país receptor de esta mercancía es Japón con el que, hasta el momento, las transacciones han sido muy escasas: tan solo un cargamento de 60 toneladas de carne de ballena, que ha permanecido cuatro meses en las aduanas antes de obtener permiso. Además, Japón ya tiene almacenadas miles de toneladas de carne de ballena congelada.

El gobierno de Islandia puede encontrar soluciones económicas mucho mejores, como es el turismo de avistamiento de ballenas. Sólo un pequeño aumento del número de turistas en Islandia para ver ballenas crearía y aseguraría más puestos de trabajo y dinero que la caza de ballenas en toda su historia. En 2008, cerca de 115.000 personas hicieron turismo de avistamiento de cetáceos en Islandia. Más del 20% reconocieron que los avistamientos habían sido una de las razones más importantes para visitar el país. Además, más de cien mil personas han firmado un compromiso por el cual consideran visitar Islandia si el país abandona la caza de ballenas. Esto supondría aproximadamente 117 millones de dólares en ingresos turísticos, una cifra muy superior a los cuatro millones de dólares generados por las actividades balleneras en el país.

"Este aumento de la cuota ballenera no tiene que ver con los recursos naturales, no es más que un gesto político sin sentido" ha declarado Sara Holden, la coordinadora de la campaña de Ballenas de Greenpeace Internacional. "Greenpeace demanda al nuevo Gobierno islandés que dirija sus esfuerzos a promover soluciones reales como promover la belleza natural de Islandia a través del turismo y el avistamiento de ballenas".