Comunicado de prensa - abril 19, 2004
Greenpeace ha recibido con gran satisfacción la decisión del Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, de ordenar el regreso urgente de las tropas españolas destinadas en Irak en respeto del deseo expresado por la inmensa mayoría de los ciudadanos españoles, quienes desde el principio se opusieron a esta guerra ilegal.
Acción contra el guardacostas americano Dallas en la base de Rota
Para Greenpeace esta decisión resulta de gran importancia por
cuanto implica con respecto al compromiso del Gobierno de
reorientar la política internacional de España para ajustarla al
más estricto respeto a la legalidad internacional y al sistema de
Naciones Unidas.
Greenpeace considera que los hechos han demostrado que la guerra
de Irak fue un auténtico desastre, que ha provocado gran cantidad
de muerte y destrucción, que ha generado un enorme caos en Irak y
ha fomentado el aumento del terrorismo dentro y fuera de Irak.
Asimismo la evolución de los acontecimientos ha evidenciado que
Bush, Blair y Aznar, máximos promotores de la invasión de Irak,
fundamentaron su empeño a base de mentiras (como la de la
existencia de armas de destrucción masiva en Irak), manipulaciones
y presiones, para disfrazar que el control de los inmensos recursos
petrolíferos de Irak era el verdadero interés que se escondía
detrás de esta guerra.
Para Greenpeace, Bush, Blair y Aznar deberían ser juzgados por
crímenes a la Humanidad. Sin embargo, Greenpeace es quien está a la
espera de juicio por una acción de protesta pacífica contra la
guerra de Irak realizada el 14 de marzo de 2003 frente a la base
militar de Rota (Cádiz). El Ministerio Fiscal solicita 12 años de
cárcel en total para 5 activistas de Greenpeace que participaron a
bordo del buque Rainbow Warrior en dicha protesta. La Fiscalía les
imputa delitos de desobediencia y resistencia grave y lesiones, que
Greenpeace niega rotundamente.
En aquellos momentos tenían lugar en la base de Rota intensos
preparativos de cara a la inminente invasión de Irak por parte de
Estados Unidos y Gran Bretaña. En concreto, el carguero militar
Cape Horn de la Armada estadounidense, atracado en el puerto de la
base, estaba entonces efectuando la carga de helicópteros, camiones
y tanques, entre otros materiales, para transportarlos al escenario
de las operaciones bélicas, que comenzaron justo unos días después,
el 20 de marzo.
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