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En el Día Europeo sin Coches, Greenpeace pide menos vehiculos y más eficientes en las carreteras

Alternativas más limpias al trasporte por carretera y motores más eficaces podrían reducir las emisiones de CO2 de los coches en un 80% para 2050

Comunicado de prensa - septiembre 21, 2008
En la víspera del Día Europeo Sin Coches, Greenpeace recuerda que es necesaria una revolución energética en el transporte para frenar su importante contribución al cambio climático.

Ciclista en la ciudad

Esta revolución energética pasa por la reducción del parque móvil y por un uso más eficiente de la energía, así como por la aplicación de las últimas tecnologías disponibles, lo que conllevaría la reducción de las emisiones de CO2 del sector en un 80% para mediados de siglo.

El impacto de los automóviles sobre el clima crece constantemente:

actualmente, uno de cada dos españoles tiene un coche. Los turismos han

aumentado su peso un 18% y su potencia un 25% en la última década,

incrementando las emisiones de gases de efecto invernadero hasta alcanzar

el 25% en la península. El sector consume hoy en día el 49% de la energía

disponible en el país.

Greenpeace recuerda que disminuir el uso del coche particular implica

muchos otros beneficios aparte de luchar contra el cambio climático: el

transporte es también la principal causa de la fragmentación de los

ecosistemas y uno de los mayores responsables del actual caos en la

ordenación del territorio y la planificación urbanística, así como el

motivo más relevante de la pérdida de habitabilidad de nuestras ciudades.

Para llevar al cabo una aut¡entica revolución energética en el transporte

es imprescindible:

-Revisar en profundidad el Plan Español de Infraestructuras para el

Transporte (PEIT), y evaluar su impacto sobre la red Natura 2000.

-Impulsar una ley de movilidad sostenible, con planes que restrinjan el

uso excesivo del automóvil y promuevan el transporte público y medios no

motorizados como la bicicleta.

-Reducir las necesidades de transporte motorizado, disminuyendo el tráfico

por carretera en un 15% para 2012 respecto a 2006 y limitar las emisiones

de los nuevos automóviles comercializados a partir de 2012 a 120 gramos de

CO2 por kilómetro para seguir con 80 g/km para 2020 y 60 g/km para 2025.

-Modificar la actual tasa intermodal con el incremento de la participación

del ferrocarril, tanto en el transporte de pasajeros como de mercancías,

hasta alcanzar un 25% del total en 2012 y frenar el crecimiento del

tráfico aéreo hasta estabilizarlo a niveles de 1990.

-Aprobar una tasa ecológica sobre el consumo de carburantes de automoción

que financie los planes de movilidad sostenible y un impuesto similar al

combustible de los aviones, y adecuar las tarifas a los costes reales que

tienen para la sociedad los distintos modos de transporte, priorizando el

transporte público colectivo.

-Endurecer la normativa nacional en seguridad de transporte marítimo y

liderar a escala internacional la erradicación de las banderas de

conveniencia.

"Los países industrializados, que utilizan actualmente la energía de la

manera más ineficiente, pueden reducir drásticamente su consumo sin

necesidad de perder confort, todo lo contrario,, ganando mucha calidad de

vida", ha declarado Sara Pizzinato, responsable de la campaña de

Transporte de Greenpeace.