Comunicado de prensa - septiembre 21, 2007
El buque Aqaba Express, que estuvo retenido durante semanas en el puerto de Almería por el Ministerio de Medio Ambiente, ha roto su compromiso con el Gobierno español de trasladarse a Rumanía para su reparación y se encuentra en la entrada del Canal de Suez, en Port Said (Egipto).
Los dos últimos desguaces de barcos de Trasmediterránea se han hecho en las Playas de Alang (India).
También ayer, la base de datos marítima Lloyd's revelaba que el
próximo destino declarado por el barco es Singapur, donde existen
numerosas empresas que compran barcos para desguazarlos en países
asiáticos, sobre todo en Bangladesh.
El barco fue retenido en España después de declarar que se iba a
trasladar a la India para su desguace. La Unión Europea considera
residuo peligroso a los buques que tienen como destino su desguace
y el Convenio de Basilea prohibe que un residuo sea trasladado a
países que no tienen las condiciones de protección de la salud y
del medio ambiente necesarias para que sea tratado con
seguridad.
Las autoridades españolas permitieron la salida del barco el
pasado 7 de septiembre después de que la armadora se comprometiera
a enviarlo a reparar al puerto de Constanza, en Rumanía aportando
diversos documentos como el contrato de reparación en Rumanía, el
certificado de registro para permitir el traslado entre Almería y
Rumanía y un seguro adaptado a las condiciones de dicho
certificado.
El Aqaba Express debía haber llegado a puerto de Constanza el 15
de septiembre y sin embargo, ayer, día 20, el Sistema de
Identificación Automática que lleva el barco indicaba que se
encontraba fondeado en Port Said (Egipto), en la entrada al Canal
de Suez.
Esto parece indicar que su intención ya no es reparar el barco
en Rumanía sino dirigirse hacia Asia para su desguace, por lo que
el buque habría utilizado los vacíos en la legislación marítima
para incurrir en tráfico de residuos (como es considerada esta
práctica según la UE y el Convenio de Basilea).
"No se debe permitir que el Aqaba Express acabe sus días
desguazado en un país asiático, donde no se contempla ninguna
medida de protección de la salud de las personas ni del medio
ambiente", ha declarado Sara del Río, responsable de la campaña de
tóxicos de Greenpeace. "La UE, el Convenio de Basilea y la
legislación marítima internacional tienen que parar estos casos de
injusticia social y ambiental", añadió.
Los barcos viejos contienen sustancias peligrosas como amianto,
metales pesados, PCBs y gases explosivos. Durante el desguace,
estas sustancias tóxicas se liberan en el medio ambiente y ponen en
grave riesgo la salud de las personas que trabajan allí, ya que lo
hacen sin las medidas de protección adecuadas. Estas sustancias
pueden provocar graves efectos en la salud como problemas en la
reproducción, en el desarrollo neurológico de los niños o
cáncer.